Andalucía es tierra de mar, luz, alegría y buena gente, pero también a veces terreno peligroso especialmente para los funcionarios policiales. El trabajo policial, como ya he dicho en alguna que otra ocasión, es vocacional en la mayoría de los casos. En la Policía y en la Guardia Civil casi todos entramos por vocación, más o menos, pero vocación. No todo el mundo vale para ello y es una realidad. Ser policía o guardia civil tiene su intríngulis, a veces su punto adrenalínico, y eso se mete en vena porque se conjuga con su parte más positiva, que es la de servir y defender a tus conciudadanos, y especialmente hacer cumplir la Ley que para eso está.

Sobre quienes dirigen y ordenan ya es harina de otro costal, visto lo visto ante la inacción reiterativa en diferentes cuestiones, como no terminar de dotar completamente con material y ropa de trabajo adecuada para la función policial, por ejemplo, así como ver reflejado en la nómina de una vez por todas el agravio con respecto a otros cuerpos policiales de este país. España en general es un país seguro, mucho más que otros sin duda, pero tiene sus defectos, así como los maquillajes estadísticos que a algunos les gusta mucho pasar por el camerino, y es que el modelo policial español está caduco y obsoleto.

Andalucía es una comunidad autónoma grande y variopinta, con sus zonas de interior y sus costas, estas muy de boca en boca en los últimos tiempos, más por cuestiones delictivas e ilegales que por la belleza de sus playas y calas. A través de ellas se realizan demasiadas actividades ilegales, llámese narcotráfico o inmigración ilegal que son las más recurrentes. Todo ello conlleva la llegada de personajes de dudosa moralidad y legalidad, unos de cuello blanco y otros de brazo remangado, por los que se vislumbran con demasiada frecuencia herramientas de trabajo que poco tienen que ver con tizas y bolígrafos de enseñanza o material sanitario que velen por la enseñanza o la salud.

Las armas de fuego ilegales tienen un espacio demasiado frecuente y conviven indeseadamente con la sociedad, y eso guardias civiles y policías por desgracia lo conocen. No hay más que tirar de hemeroteca en la red de redes, internet, y ver lo que pasa. Recientemente en Estepona, una vez más, se ha vivido una situación que lejos de ser excepcional resulta sospechosamente habitual, como es la violencia por armas de fuego (las armas «blancas» las dejo para otra ocasión, pero son tan o más letales que las de fuego). Tres funcionarios policiales realizando su trabajo de investigación ante un presunto acto delictivo por parte de un ciudadano británico, les llevó a un domicilio donde éste les invita a pasar pero sufren de manera inesperada una agresión letal con alevosía proditoria, una emboscada en toda regla de la que por fortuna consiguen sobrevivir, aunque el «angelito» tenía preparadas y dispuestas dos armas de fuego para ser disparadas y cuatro cargadores. La idea la tenía clara, matar.

Estas situaciones por desgracia cada vez son más frecuentes para policías y guardias civiles, por eso insistimos tanto en la formación tanto al inicio de la profesión como una formación continua no solo en materia judicial, penal, administrativa, sino también operativa, que es en realidad la máxima de un funcionario policial en la calle. Estos policías tuvieron suerte, no tanta como los dos guardias civiles y un civil asesinados en Teruel en diciembre del año pasado, pero también influyeron varios factores, superioridad numérica y portar el arma en doble acción, es decir con cartucho en recámara dispuesta para abrir fuego de forma rápida. Un infierno vivido en escasos metros cuadrados se denomina EVTE (experiencia vital traumática extrema) de carácter violento con armas de fuego, y sobrevivir a ello es una experiencia no muy recomendable que deja huella, ya que el estrés, el sudor, el olor a pólvora, el ruido y la sangre hacen sentir el halo de la muerte rondando por tu cuerpo. Ahí es donde se encuentra la delgada línea roja entre vivir o morir. Sirva de homenaje a estos sobrevivientes y a todos los guardias civiles y policías fallecidos en acto de servicio.

* Secretario de Comunicación de AUGC en Andalucía. Asociación Unificada de Guardias Civiles