El diseño y construcción de la Universidad Laboral de Córdoba fue un buen ejemplo de coordinación entre los responsables técnicos de las distintas administraciones. Lástima que los medios de construcción no dispusiesen de tecnologías que superasen los problemas geológicos de la zona, como es la existencia de arcillas expansivas. En un artículo de Francisco Navarro Calabuig y de Ángel Moisés de 1953 se hacía mención al estudio que se realizaba, por parte de los técnicos del departamento encargado de las edificaciones para las Universidades Laborales, del lugar de ubicación de los distintos edificios. Ofrecieron varias soluciones, estableciendo como el solar más idóneo el situado «entre el canal del Guadalmellato y la vía del ferrocarril, con ancho suficiente para el emplazamiento de los edificios y dependencias» . El viario consistía en una gran plaza alrededor del Edificio Principal, de la Iglesia y del Teatro Eriego y una zona ajardinada desde dicha plaza hasta los comedores, hoy Biblioteca del campus. Además una vía de circunvalación, con entrada hacia los colegios y una paralela a la vía del tren, esta última era una provocación para pensar en una Estación de ferrocarril. En este lugar, cuando diseñamos el proyecto de la Universidad de Córdoba en Rabanales, se señaló como el más idóneo para el estacionamiento del ferrocarril. Recordábamos cuando acudían los trenes expresos llenos de alumnos a la Universidad Laboral, procedentes de distintas áreas de nuestra geografía y para evitarles un doble traslado, el tren les paraba en este lugar y los alumnos plenos de juventud bajaban del tren a cierta altura, ya que las plataformas de los vagones del tren quedaban a un nivel superior, teniendo que subir el talud, que les permitía acceder a los colegios donde residían cargados con sus maletas de viaje de madera.

Cuando se diseña el Campus Universitario de Rabanales, a partir de la antigua Universidad Laboral de Córdoba, se piensa que sería imprescindible contar con el servicio del ferrocarril. El Campus de Rabanales se proyecta como tal y no como ciudad universitaria. Los alumnos deberían de vivir en el núcleo urbano. Para que con un transporte ágil se trasladen al campus, y qué mejor medio que el ferrocarril. Planteamos el tema a Renfe y en un principio conectamos con el director general de Cercanías, que al no tener Córdoba esta unidad de negocio, nos desvió al director general de Renfe. Este fué muy sensible al proyecto y con una clara visión de futuro, allanó todos los inconvenientes, mostrando una buena dosis de sensibilidad universitaria. Tenía una hija estudiando en Madrid en una titulación muy apreciada en nuestra Universidad. Se había construido provisionalmente en el antiguo viaducto la llamada Estación Villa Azul, hasta tanto se pusiera en funcionamiento la Central. La primera, cuando finalizó su uso fué adquirida por la Universidad de Córdoba, por cincuenta millones de pesetas y trasladada al lugar de Rabanales en donde los estudiantes en el pasado se lanzaban de los trenes. El lugar estaba predestinado. El proyecto contemplaba tres fases, la primera utilizar la vía convencional hasta Rabanales, la segunda una doble vía solo en la Estación de Rabanales para el estacionamiento del tren y la tercera tenía dos alternativas, doble vía hasta Rabanales o el Cercanías hacer un recorrido provincial. La firma de los protocolos y convenios se hizo en un tiempo récord y las unidades del tren comenzaron a funcionar desde el momento que se produjo el traslado estudiantil. Solo en unos meses se consiguió el objetivo. En la primera visita que realizaron el alcalde de entonces, Rafael Merino, y los ediles, valoraban el gran esfuerzo que había supuesto el ferrocarril. Los universitarios pensábamos que lo difícil había sido la realización del campus y sus estructuras, obtenidos con fondos europeos, de la Junta de Andalucía y del Consejo Superior de Deportes. El ferrocarril era solo la demostración de la capacidad de gestión del equipo rectoral de aquellos años. Desde entonces el ferrocarril clama por acercar los pueblos de la provincia y son más de 25 años los que se escucha su voz, esperando que un proyecto que va a contribuir al desarrollo provincial inicie su andadura. Confiamos en que la fecha del 29 de octubre haya sido el comienzo de una nueva era y que no haya que esperar otro período de tiempo similar para acercar Villa del Río a Palma del Río.

* Exrector de la Universidad de Córdoba