La verdad es que lamenté mucho no poder acercarme en su momento a ver la recreación de la peste que hicieron los arcabuceros de Úbeda por los alrededores de la Iglesia del Juramento en lo que, junto a su vertiente histórica y callejera, podía considerarse una especie de prolegómeno, a escasos diez días vista, de la festividad del Custodio. Menos mal que hay imágenes en Facebook. El itinerario discurría además por calles totalmente ad hoc en sus denominaciones. Incluso en alguna de las de antaño, pese a que no responda a lo que inicialmente pudiera parecer. Porque hay nombres verdaderamente curiosos, cuando no equívocos. ¿Quien, sin estar sobre aviso, podría sospechar que tras el nombre de Amortajados se esconde el apelativo con el que se conocía a un par de estirados habitantes del barrio de San Agustín? Máxime viendo desarrollarse en su entorno toda la plasticidad de la evocación ofrecida en la que siempre suele destacar la figura de un «doctor pestis» ataviado con la peculiar máscara «de pico» popularizada por el Carnaval de Venecia. En realidad, el traje de estos médicos era todo un precedente de los modernos ABQ. Se blindaba con cera como aislante, mientras la careta, con ojos de cristal, acumulaba en su larga nariz hierbas y sustancias filtrantes. Menos mal que en la calle Almonas optaron por acoger la tradicional leyenda del duende, porque allí se inició también a principios del XIX, según las crónicas, una epidemia de fiebre amarilla que se llevó a cientos de personas por delante y obligó a aislar la zona de la Espartería y el Realejo , incluso levantando muros.

En cuanto a lo de las calles, no es el único caso de fina ironía. En el mismo San Agustín la calle Matarratones alude a un bravucón vecino que después resultó no serlo tanto, según cuenta Ramírez de Arellano. Esos nombres y los de antaño recogidos en los azulejos que pueblan muchas callejuelas cordobesas son un pequeño tesoro. Aunque guarden la memoria de apelativos un tanto macabros: de la Muerte, del Muerto, Enterradores, del Cementerio, Osario... Como para ponerlas en un sobre.

Pero si conservamos ese precioso recuerdo en el callejero y si tenemos más o menos localizados todos los topónimos de Córdoba existentes allende nuestras fronteras, sería mucho más difícil hacer algo similar con San Rafael. Su significado de Medicina de Dios ha hecho que innumerables lugares y hospitales de todas las geografías se amparen bajo su nombre. Fue el caso de la misión fundada en California, allá por 1817, por varios sacerdotes bajo los auspicios de Fray Junípero Serra, el superior de estos establecimientos en la zona, para acoger a los indios enfermos procedentes de otra cercana --a un día de mula según las crónicas-- en la bahía de San Francisco. El establecimiento dio lugar, andando el tiempo, a la ciudad de San Rafael que es la sede del hoy condado de Marín, situado al otro extremo del Golden Gate. Media hora en coche desde la vecina Frisco.

Pues bien, un jovencísimo George Lucas decidió rodar en ella uno de sus primeros films, American Grafitti. Era una evocación de sus propias experiencias de juventud. Una cinta en la que teen agers de finales de los 50 se divierten una noche antes de encaminar su vida hacia la universidad o el trabajo con una banda musical impagable, un Harrison Ford hecho un crío y un Ron Howard que ni sospechaba su futura carrera como director. Ningún estudio quiso producirla. La MGM, la Warner, UA, 20th, Columbia... dijeron que no. Tras un sinfín de peripecias lo hizo la Universal y también aportó algo como coproductor... un tal Francis Ford Coppola. El inicio de la filmación fue un caos. De modo que el Ayuntamiento de San Rafael, preocupado por los perjuicios que las incidencias del rodaje estaban causando a las empresas locales, no permitió que se siguiera filmando en la ciudad. Así que Lucas hubo de irse a otro sitio (donde también siguió el caos). Pero fue fiel a su localización inicial.Y días después logró convencer a las autoridades rafaelinas para filmar allí al menos algunas de las escenas finales.

Cabe pensar que nuestro Custodio le agradeció el detalle. El film tuvo un éxito espectacular. Fue una de las películas con mejor ratio coste/beneficio de la historia. Y el Congreso de los Estados Unidos la conserva en su National Film Registry para cintas cultural, histórica o estéticamente significativas. Pero lo verdaderamente relevante fueron las ganancias obtenidas. Con ellas, Lucas pudo abordar el primer film de su sueño dorado, La guerra de las galaxias ...Para él fue un milagro.

Volviendo a los orígenes de la historia, una curiosidad más. La misión más famosa de Fray Junípero en California es San Juan Capistrano, visita casi inexcusable, sobre todo a mediados de marzo, cuando vuelven las golondrinas. Como casi inexcusable es la foto junto a su fuente y las campanas. Pues bien, sepan que el nombre de una de ellas es... Sí, efectivamente, San Rafael.

* Periodista