No hay nada más revolucionario y poderoso que el pensamiento. Tomar el mundo entre las manos y observarlo desde enfoques distintos, darle la vuelta, imaginar otras relaciones, otras configuraciones... La filosofía volverá a ser materia obligatoria en el último curso de la ESO y los dos del bachillerato. Ahora solo queda decidir hasta qué punto queremos darle relevancia. Si nos conformamos con clases magistrales unidireccionales o la tratamos como la potente herramienta de transformación que siempre ha sido.

Podemos empezar revisando el temario. ¿Seguiremos negando a la mitad de la población referentes de su sexo en el mundo del pensamiento? Hiparquía, Hipatia, Marie de Gourney, María Zambrano, Hanna Arendt, Simone de Beauvoir, Simone Weil, Gayatri Chakravorty Spivak, Angela Davis, Judith Butler... Incorporar a las mujeres filósofas en el temario escolar es algo más que una cuestión de justicia. Es mostrar que la humanidad también fue pensada por mujeres y que algunas de ellas eran feministas antes de que naciera ese término. Y, especialmente, es otorgar a las chicas el mismo papel protagonista que sus compañeros de clase. Pero la revisión puede ir mucho más allá y, frente a la uniformidad de pensamiento que el mercado pretende imponer, mostrar otras miradas que tratan de superar las visiones hegemónicas del poder. Quién sabe, igual a las chicas y los chicos les da por querer cambiar el mundo.

* Escritora