Se acerca, está llegando de nuevo el tiempo de elecciones, y me parece que una vez más las opciones que se nos presentan no son esta, aquella, o la de más allá, con sus respectivos programas electorales y sus mochilas repletas o vacías de proyectos sobre los que, en función de eso, decidir con criterio, conocimiento y fundamento, sino algo muy peligroso: basar nuestra decisión en lo que las «tripas» nos dictan, para cerrar los ojos y con un tapón bien apretado en la nariz, colocar nuestras vísceras dentro de la papeleta de voto y elegir «a este, porque aquel desde luego que no». ¡Qué triste!, fundamentar nuestro voto no en las bondades del candidato elegido y su programa, sino para evitar la infamia de otro que amenaza con salir.

No fue suficiente esa suerte de elección desesperada en el caso americano y por ello el candidato Trump se convirtió de manera inexplicable e inaudita en el 45 presidente de los EEUU de América, sentando un precedente infame del que tuvo (ya se estudió el fenómeno y dediqué una columna a ello) gran parte de responsabilidad el voto femenino. Si las mujeres de America hubieran dicho «Él, no» otro gallo hubiera cantado, pero hete aquí que se confiaron y el machista del tupé amarillo ahí está.

Las brasileñas, no sé si más listas, pero al menos más atrevidas y desde luego mas guerreras, han tomado buena nota de lo que ocurrió con Trump y han decidido movilizarse contra el ultraderechista, homófono y machista capitán Jair Bolsonaro para evitar con su voto que este se convierta en dos semanas en presidente de la gran Brasil. El movimiento, tan polarizador como necesario, se llama #EleNäo ( Él no) y no es casual que se haya puesto en marcha con la fuerza de las leonas cuando protegen a sus cachorros por la mayoría numérica del electorado brasileño: por las mujeres de un país que representan el cincuenta y dos por ciento y que a estas alturas no se plantean las bondades de otros candidatos, sino que las infamias de éste hacia su sexo son intolerables como para soportarlo de presidente ni un solo minuto.

Nosotros aún no hemos llegado a esta desesperada «polarización de tripas», esa que nace desde lo más profundo y que te dice «no sé aquel cómo será, pero #EleNäo» aunque lamento decirles que huelo que llegará, que está llegando... ¡Ya lo verán!

* Abogada