Qué guay me lo he montado, tío! ¡No dejo de aplaudirme! Jubilado y con un currículum de no haber dado un palo al agua en mi maravillosa vida de vivales, cuentista y aprovechado. ¡Esto es currículum y no lo que se montan esos políticos de tres al cuarto! No pueden imitarme porque se les vería el plumero. Pero yo no; yo soy un tipo listo. Estudié con una beca salario, de aquellas del franquismo; saqué mi oposición, pegué un buen pelotazo con mi boda, me apunté a un partido político y un sindicato, y... ¡Pedí la excedencia! A mí, Andalucía, España y la Humanidad me importan la deposición de una vaca. A mí solo me importa mi yo mí me conmigo para mí. Y empecé a discursear. ¡Qué piquito tengo! De esto sí que no pienso jubilarme, porque, cuanto más viejo, mejor hablo. Y me fui cargando la política a mayor gloria de mí mismo; me cargué la entidad financiera de la que fui consejero, y mi partido, y mi sindicato, y la madre que me depositó en el mundo. Yo iba y venía con mi cuento, mi coche oficial, mis gastos de representación, mi Parlamento, mis Cortes, mi Bruselas; y fui desarrollando esta barriga de caballo percherón, esta labia de cotorra, este belfo de perro perdiguero y de viejo zorro tras estas gafas, que me pongo sin que me sirvan, porque me dan mi aire de intelectual. Y mi mujer se ha ido volviendo tonta de contemplar mi resplandor olímpico; y mis hijos, por ahí en sus buenas vidas; y mi casa palacio. En los años ochenta me monté, y en los noventa me forré. Y cuando me llegaba la edad de jubilarme, pido la incorporación a mi puesto de trabajo, porque me habían respetado los trienios como si hubiera trabajado; y enseguida, la jubilación; ¡a seguir viviendo del cuento, a escribir mis memorias y esos artículos que solo son más deposiciones de la vaca!

¡Qué bien me lo he montado! ¡Soy un ejemplo a imitar! Un poquito de izquierdas, un poquito antifranquista, un poquito feminista, un poquito memoria histórica, un poquito autonomista, un poquito ecologista, un poquito pacifista. ¡Quién se acuerda ya de lo que hice hace cuarenta años, cuando empezó la demolición de la ruina social y cultural que ahora tenemos! Yo, a babosear, paniaguado, trepa, cuentista, con mi pose de niño bueno y comprometido. Y ahora, ¡a vivir! ¡Soy un tipo listo!

* Escritor