El Palacio de Congresos de la calle Torrijos guarda secretos. Por encima de la llamativa cubierta de su salón plenario se esconde un espacio que ya ha sido bautizado como «la casa del jorobado de Notre Dame». Allí hay un entramado de escaleras que permiten el acceso desde arriba a las luminarias y a los equipos instalados en el techo.