Las cifras que se van sabiendo sobre el flujo turístico en España en los principales meses del año no son optimistas. La llegada de turistas en julio sufrió la peor caída en ocho años y las estancias hoteleras han caído en agosto, especialmente por el descenso de visitantes extranjeros. Por su parte, el estudio llevado a cabo por Exceltur ha reducido hasta el 2% el crecimiento del turismo en el 2018. A veces, los datos son contradictorios, porque, mientras el INE certifica que ha habido menos pernoctaciones pero que se ha gastado más, los empresarios hoteleros niegan este aspecto. Córdoba no escapa de estas cifras a la baja. Según el INE, la provincia acogió en agosto a 99.594 viajeros, 3.549 menos que hace un año.

Atribuyen el fenómeno a la creciente oferta en los últimos años de los apartamentos turísticos, en muchas ocasiones sin el debido control fiscal y administrativo. Además de otras causas del descenso generalizado (como la revalorización de otros destinos, como Turquía o el norte de África, o una cierta sensación de saturación de Barcelona como destino), la falta de una regulación general de las viviendas de uso turístico introduce en el mercado un factor desestabilizante que la ministra del ramo, Reyes Maroto, ha prometido corregir con una regulación a nivel de Estado. La esperada revisión de la ley de arrendamientos turísticos y la ley de propiedad horizontal debería fijar unos límites claros y no dejar la decisión al albur de los municipios y autonomías.

El turismo, que representa más del 11% del PIB español reclama una reconfiguración del modelo para seguir siendo rentable, en previsión de hipotéticos nuevos descensos continuados.