El pasado domingo, unos 500 privilegiados pudieron disfrutar de un concierto en Medina Azahara que trasladó al público a épocas pasadas, y tan solo volvieron a la realidad cuando un golpe de aire mandó al traste las partituras de los músicos y hubo que parar la interpretación de la obra. Fue solo un susto. El público siguió soñando después.