El creciente envejecimiento de la sociedad occidental, unido a otros factores sociológicos, está convirtiendo la soledad en un problema social de envergadura. En Córdoba, de los 303.600 hogares que hay en la provincia, 71.300 son unipersonales. Mientras se trate de una decisión personal, con sus ventajas e inconvenientes, estaremos hablando de estilos de vida, pero cuando se trate de situaciones forzosas, especialmente de personas mayores que no tienen otra opción, que pueden caer enfermas sin nadie que las asista o incluso morir solas, surgen preocupaciones que ya atañen a las instituciones. Y más conociendo los estragos de enfermedades como el alzheimer, del que se detectan en Córdoba mil casos nuevos cada año, personas que quedan completamente indefensas, expuestas a situaciones terribles si no tienen un fuerte entorno familiar. En Gran Bretaña se ha creado este año el Ministerio de la Soledad, abriendo un camino que probablemente seguirán otros países. En España hay diversos sistemas de atención y control, siendo la teleasistencia el más extendido, pues da seguridad a las personas mayores que viven solas. Un colectivo feminizado, pues ocho de cada diez mujeres mayores de 65 años vive en solitario en nuestra provincia, la mayoría viudas. Muchas tienen hijos --que tienen cada día más dificultades para atenderlas--, y amistades con las que mantienen contacto, pero esto no es suficiente. La creciente despersonalización de la sociedad aísla a los ciudadanos que no gozan de buena salud y medios económicos, acentuando los riesgos de enfermedad, depresión y sufrimiento. Es necesario que la política ponga la mirada sobre estas situaciones reales que irán a más, y busque soluciones nuevas que propicien una vida de calidad física y emocional para los mayores.