Dicen que es el colmo de la estupidez entre los que copian con descaro, ya sea en la escuela, en la universidad o en tesis doctorales. Es además la forma más fácil de trincar al torpe tramposo: cuando en su ansia por copiar, copia hasta los errores del texto original. ¡Eso es lo que ha hecho, nada más y nada menos, que todo un presidente de gobierno, el doctor Sánchez! O sea, que el doctor Sánchez no solo plagió en la tesis (como está suficientemente acreditado, porcentaje más, porcentaje menos), sino que, no contento, plagió también en un libro que editó después de la tesis. Este doctor de pacotilla y un tal Carlos Ocaña plagiaron, en el libro, el texto de una conferencia que pronunció el diplomático español Manuel Cacho en la Universidad Camilo José Cela. No es que el doctor y su colega plagiaran algunas frases sueltas, no. ¡Es que los caraduras plagiaron 5 de las 7 páginas de que constaba el texto de esa conferencia! Pero estos aprendices de plagiarios ni siquiera comprobaron el texto que plagiaban, y como el original contenía error en una palabra («ente», en lugar de entre), hete aquí que ese error lo llevaron a su libro. ¿Alguien cree que el doctor Sánchez ha dicho «tierra trágame» y está haciendo las maletas? No, eso de dimitir un alto cargo cuando lo trincan por plagiar su tesis solo pasa en Alemania, como, por cierto, dijo el propio Sánchez no hace mucho.