En estos días, celebramos el 150 aniversario de un acontecimiento histórico que modificó radicalmente el curso de la historia de nuestro país y que tuvo lugar concretamente en el término municipal de Córdoba, en el puente de Alcolea, y en el que también nuestra ciudad y provincia desempeñó un relevante y pionero papel para que triunfase el movimiento antigubernamental que dio paso a la primera etapa plenamente democrática, con la monarquía de Amadeo de Saboya y la Primera República, en un corto periodo de seis años, que los historiadores han venido en denominar el Sexenio democrático o revolucionario. De hecho, fue en Córdoba donde se decidió por las armas el destino nacional en los días últimos de septiembre de 1868.

Los factores sociales, económicos y políticos de la época tuvieron especial importancia en propiciar este momento histórico dirigido por los partidos de la Unión Liberal, Progresista y Demócrata, en contra de la monarquía isabelina y del partido moderado que durante gran parte del reinado de Isabel II, monopolizó el poder y tuvo como protagonistas al general Juan Prim, que lo había organizado desde Londres, en donde se hallaba exiliado y entre otros al brigadier Juan Bautista Topete, el capitán general Francisco Serrano Domínguez, duque de la Torre y los generales Domingo Dulce, Francisco Serrano Bedoya, Rafael Primo de Rivera y Antonio Caballero de Rodas, que firmaron un manifiesto que termina con un grito convertido en lema desde entonces: «¡Viva España con honra!». Los objetivos revolucionarios sociales, además de los políticos antidinásticos, pero no antimonárquicos, eran implantar las libertades y derechos individuales, elecciones libres, abolir la pena de muerte, las quintas, las matrículas de la mar, implantar reformas en las leyes arancelarias, el desestanco de la sal y del tabaco, la supresión de puertas y consumos y establecimiento de la unidad de legislación de fueros.

El capitán general Francisco Serrano, duque de la Torre organizó un ejército revolucionario, que partió desde Sevilla para conquistar Madrid. Pero el 27 de septiembre se detuvo en Alcolea, porque en Montoro se hallaba el ejército borbónico formado en Madrid por el general Manuel Pavía y Lacy, marqués de Novaliches, que se dirigía a Sevilla para intentar poner fin a la revolución. Al día siguiente, 28 de septiembre de 1868 el ejército gubernamental fue derrotado por el revolucionario en el puente de Alcolea de Córdoba. El general Serrano que había comprendido que el combate entre ejércitos con el mismo uniforme podía resultar caótico, mandó ceñirse a sus tropas una cinta roja, entablándose una lucha cuerpo a cuerpo, concluida a las ocho y media de la noche con la huida de los isabelinos en desbandada. La noticia de la victoria revolucionaria entusiasmó al pueblo español y las tropas vencedoras continuaron su avance triunfal hacia Madrid, siendo recibidas con esas cintas y banderas rojas, que se conoció como color rojo Alcolea, mientras el día 29 se constituyó en Madrid una Junta Provisional Revolucionaria, presidida por Pascual Madoz, que hizo públicas varias proclamas, en tanto la Reina abandonó el país.

A nivel local, la ciudad de Córdoba y en cuanto a este estallido democrático de 1868, se aprecia que el pueblo no fue un mero espectador, sino actor principal en el triunfo revolucionario, gracias entre otros factores al decisivo papel de la Junta Revolucionaria de Córdoba, que tras el levantamiento democrático se constituye de la misma forma que en Sevilla y otras ciudades andaluzas. Antes, el día 20 de septiembre, los personajes cordobeses que encarnaban al segmento democrático y progresista de la ciudad, tomaron el poder y publican una proclama, consiguiendo previamente la adhesión de la única guarnición militar acuartelada en la ciudad: el regimiento de Villaviciosa al mando de Francisco Álvarez Ferrer e Ignacio Chacón.

Presidia la Junta Revolucionaria el unionista Conde de Hornachuelos (después duque, por concesión del Gobierno Provisional),siendo vicepresidente Ángel de Torres Gómez. Abogado, político republicano y alcalde de Córdoba en febrero de 1869. Secretario fue designado Rafael María Gorrindo Castro, impulsor después de la Universidad Libre de Córdoba, Vicepresidente de Diputación. Progresista y como Vocales Francisco de Leiva Muñoz, el autor de la monografía dedicada a la Batalla de Alcolea, del partido Demócrata; Santiago Barba, demócrata; Francisco de Sales Morillo, unionista; Francisco Portocarrero, unionista; Rafael Barroso Lora, abogado, alcalde de Córdoba en octubre de 1869, rector de la Universidad Libre de Córdoba, progresista, y Manuel de Luna, médico, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad libre de Córdoba, progresista.

La rotulación de varias calles del centro de nuestra ciudad, dedicadas a estos personajes, continúa dando testimonio de la gratitud del pueblo de Córdoba a estos demócratas cordobeses.

* Cronista oficial de la ciudad