Los temas se amontonan estos días en las mesas y en las mentes. ¡Cuantos paisajes y paisanajes! Las sorpresas que no cesan, las declaraciones constantes y sonantes, el eterno rumor de esas olas -politicas, sociales, mediáticas- que van y vienen por las anchas playas de las comunicaciones instantáneas, a cual más punzante, más desilusionante. Quizás, por eso, no tenemos más remedio que buscar con urgencia voces serenas, cercanas, estimulantes, que nos hablen al corazón, de las que podamos fiarnos porque navegan por los mares de la verdad. Una de esas voces, estos días, ha sido la del Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, hablándonos de la visita del Papa a Irlanda, con ocasión del Encuentro Mundial de las Familias, de las muchas heridas que tenemos que curar, del sufrimiento y de la soledad: «Hoy vivimos en una época en la que se sufre mucho la soledad, el aislamiento -subraya Parolin-, una soledad y un aislamiento de los unos hacia los otros que, al final, se convierte también en un aislamiento en relación a Dios». El cardenal está seguro de que la presencia del Papa en Irlanda será un signo de esperanza para todos y animará a la Iglesia local y a las familias de todo el mundo. «Me imagino que la presencia del Santo Padre será motivo de aliento precisamente para ayudar a las familias en esta misión y, sobre todo, en su compromiso de dar testimonio de la presencia del amor de Dios y también de la capacidad de la familia para generar esa felicidad que hoy el mundo busca con todas sus fuerzas. Creo que hemos estado y seguimos estando profundamente golpeados por el reciente informe sobre los abusos en Pensilvania, que ha tenido un impacto devastador también en el testimonio de la Iglesia. El Papa siempre ha insistido y sigue insistiendo en que nuestro primer deber, nuestro primer compromiso, es estar cerca de las víctimas, ayudarlas para que puedan ‘reconstruir’ su vida». Las palabras de Parolin, desde la serena orilla de la verdad y del bien, nos traen, sin duda, una brisa de reflexión y de esperanza para tantas conciencias atormentadas en nuestro tiempo. Iluminan y clarifican el horizonte.

* Sacerdote y periodista