El arte de la biografía consiste en presentar a otro. No poner en valor, como se dice pedantemente, sino en valorar su vida y su obra. Cuando tal presentación se hace sobre alguien que tiene los pies en la tierra, la biografía se convierte en memoria para los demás, que no son el otro, en el bien entendido que no se ha consumado su paso, porque no ha dejado de existir totalmente, ni se ha agotado su tránsito, porque es incierto e indeterminado el camino que aún le falta por recorrer.

El arte de la biografía, a mayor abundamiento, no ha de ser lineal: que si se bachilleró, licenció o doctoró el sujeto interesado, que si ha publicado esto o lo otro, aspectos socorridos para ponderarlo, que todo ello se da por supuesto en personas que han tenido y tienen una sustancia o naturaleza académica; ni mucho menos que si ejerció o ejerce una profesión u otra de la que vive y por la que trabaja, que tales pluses van implícitos, por lo general en la existencia del biografiado, datos que se colacionan abrumadoramente hasta alcanzar el cénit del aburrimiento. No; la biografía ha de adentrarse en el alma del biografiado, para trascenderlo y destacarlo y diferenciarlo por virtud de los méritos que han concurrido para distinguirlo y personalizarlo.

Y ésta es la cuestión. Jesús Cuadros Callava, que así es como se llama el relacionado por el historiador que hace la función de la notoriedad, ha sido distinguido como miembro Correspondiente de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, en su última sesión corporativa, incorporándolo a su elenco de Académicos Correspondientes con residencia fuera de Córdoba, y en el caso concreto en Priego de Córdoba.

La Real Academia de Córdoba ha evaluado razonada y razonablemente las condiciones y títulos que han concurrido en el recipiendario, destacando la diferencia que lo singulariza, y que no es otra que ser portavoz y guía de los estudios electrónicos, informáticos y telemáticos aplicados a los archivos, realidad, no entelequia, sobre la que cada día el sujeto en cuestión se implica, no en sentido técnico, sino humanístico, como método para aplicar el acervo documental a las ciencias sociales y al aprendizaje. Aquí es en donde el nuevo académico se proyecta con sus estudios la forma para dar sentido a la materia que rodea a su entorno, y que con anterioridad la ha experimentado en centros educativos y revistas especializadas. Basta acercarse a Legajos, que este es el nombre acuñado por Jesús Cuadros para su innovador proyecto hecho carne, y escudriñar en los contenidos de los diez números publicados hasta la fecha. El nombre de los convocados, los temas dados a luz, y sobre todo la metodología empleada en unos y otros, son y han sido el acicate por el que Priego de Córdoba, en donde ha tenido lugar el ensayo, los investigadores se han sentido motivados con la idea que se debe al nuevo académico. La distinción le ha sido otorgada a Jesús Cuadros no por lo que le queda por hacer en este campo, que esperamos siga siendo fecundo y fructífero, sino por lo que ha hecho hasta el día de hoy, colocando a su pueblo natal en la órbita de la innovación y del ciberespacio archivístico.

Pero volvamos a la biografía para entender mejor lo que llevamos expresado hasta aquí. Ha sido Anna Caballé quien tratando sobre la naturaleza de esta rama del saber, ha pontificado, dicho sea en sentido laico, que en el momento presente vivimos en la Edad de Oro de la biografía. Las redes sociales son el soporte de este «impulso biográfico», son el hilo conductor de esta energía, o de esta sinergia. No obstante, si se me permite, estos retazos no quedarán indelebles en la cultura popular. Desaparecen con el mismo vértigo con el que se generan. Yo diría que nacen para morir, o mueren por nacer o por haber nacido de esta manera. El envite biográfico que queda imborrable es el que anuncia un nuevo camino y lo actúa, el que siembra para recoger, el que cosecha para continuar como el cangilón de la noria llevando el agua a otras sementeras.

La obra de Jesús Cuadros Callava, que ha sido tomada en consideración por la Real Academia de Córdoba para distinguirlo como Académico Correspondiente lleva este marchamo, esta denominación de origen de la cultura, que es el producto que le enaltece. Fue el poeta Quinto Horacio Flaco con su sabiduría quien profetizó que la biografía es el arte de la memoria y que la vida no regala nada a los mortales sin un gran esfuerzo.

* Real Academia de Córdoba