Una amplia encuesta encargada por el diario El Mundo asegura que el Ayuntamiento de Madrid suspende en Cultura. Se consultaron más de 350 profesionales. Es curioso que tradicionalmente era la derecha la que despreciaba la cultura y la izquierda hacía todo el trabajo. La derecha sigue en sus trece, pues se dedica a darle el dinero a la izquierda para que gestione. Yo viví en Córdoba durante muchos años los gobiernos de Izquierda Unida y no paraban de hacer cosas, aunque en ocasiones el clientelismo y la prebenda fuesen siempre del lado de unos pocos. Me acuerdo de que eran muy aficionados a contratar para dirigir eventos culturales importantes a los profesionales catalanes que eran cercanos al partido, porque estaban de moda y se expresaban con las eses, esas dicciones que el cordobés no practica y a los políticos de escasa cultura les parecían vergonzantes, cuando lo vergonzoso era contratar a gente por el hecho de ser catalanes o del partido y arrinconar a los andaluces. Hubo dos excepciones valiosas: una, la del director del Gran Teatro, para el que contrataron a Paco López por ser del partido, pero más que eso porque era un valioso director, que expulsaron los que vinieron después y éste se fue al Teatro Villa Marta de Jerez y allí sigue después de décadas con una programación impecable y de un valor indiscutible. Otro gestor del partido que lo hizo medio bien fue Pedro Roso, aunque se dedicó esencialmente a la poesía y fue uno de los que dio alas a poetas sin valor literario pero del partido, aunque para mí su labor en conjunto fue positiva. El Gobierno del comunista Julio Anguita estuvo muy abierto a la Cultura e hizo mucho por la ciudad.

Pero actualmente Madrid anda hundida en una miseria cultural extraña, absurda, que parece de derechas y no de un partido comunista que debería inundar con cultura a una ciudad tan tradicionalmente artística como es Madrid. Recuerden hace unos meses el desastre de organización de autores madrileños en la FIL de México, a pesar de que el evento de la FIL suele ser impecable. Desde mi punto de vista, lo de Madrid empañó la calidad y se convirtió en un fiasco. Al final, nos enteramos de que las facturas para fletar varios aviones de amigos de la alcaldesa los pagó el Ministerio de Cultura (del PP) y éste dice que no tiene dinero para enviar a escritores a México y todo lo que hay es para la Feria del Libro de Lima. Son las contradicciones de la política. Pero de donde no hay no se puede sacar nada. Como dice la encuesta, las instituciones culturales del Ayuntamiento de Madrid y los acontecimientos organizados por el equipo de la alcaldesa, Manuela Carmena, prácticamente han desaparecido, entre lo más valioso no solo del panorama nacional, sino incluso del regional. Así se desprende del Barómetro anual de la Cultura que elabora la Fundación Contemporánea y que el citado periódico ha dado a conocer.

La alcaldesa debe considerar la cultura como una piedrita en el zapato, pues no se corta en destituir a los delegados como Guillermo Zapata y Celia Mayer. Como no le servían sus responsables culturales, decidió ella tomar las riendas y dirigir la cultura, y el resultado es que no dirigió nada. Y así están las cosas por allí, que han convertido a una de las ciudades más activas de Europa, culturalmente hablando, en una aldea donde lo único que queda es lo que ya existe como el Museo del Prado o el Reina Sofía y ni siquiera dependen de ella. Es el caos y la nada. Recuerden que a la FIL sólo se trajo a los que tenían carné del partido y dejó en sus casas a los mejores poetas y prosistas. Ni siquiera tuvo la habilidad de acompañarse de Manuel Rico, presidente de la Asociación Colegial de Escritores, la más importante de España, con sede en Madrid, dando la casualidad de que éste es un excelente poeta y novelista y un gestor cultural de primera magnitud. Es, hoy día, pues, muy difícil comprender ese Madrid decimonónico y atrasado en el que ha convertido la alcaldesa Carmena a la capital de España. Entre ese fuego y el del loco de Bruselas, ese Puigdemont estrafalario, una especie de Quijote catalán desquiciado y lejano a la locura mágica de don Alonso Quijano, España se nos hunde cultural, política y económicamente. Miremos para Portugal, para esa Lisboa también de izquierdas, pero modélica. Lo importante no es la política sino las personas que la dirigen. Si tienen sensibilidad y buen gusto ya traen un buen camino recorrido.

* Escritor y periodista