El 10 de enero de 1893 se reunieron en un café del Gran Capitán dieciocho hombres que además llevaban la representación de otros quince para fundar la primera Agrupación Socialista de Córdoba. Su presidencia recayó en Ramón Nochetto y Priamo, un polifacético personaje que ejerció de agrimensor, maestro laico e impresor, además de pertenecer a las logias masónicas Estrella Flamígera y Espíritu Práctico y haber sido con anterioridad conspirador en la Gloriosa de 1868 y republicano federal en 1873. Era la tercera agrupación que se fundaba en Andalucía después de las de Málaga y Linares.

En el nacimiento de la primera formación socialista de Córdoba no fueron ajenos dos hechos: las visitas que Pablo Iglesias hiciera a la ciudad en 1884 y en 1892 y la presencia en ella de uno de sus correligionarios, el tipógrafo madrileño Francisco Alarcón que vino huyendo de la represión sufrida por sus compañeros de la Imprenta Rivadeneyra. Él fue el verdadero promotor de la primera agrupación cordobesa y de la Sociedad de Tipógrafos de Córdoba que estuvo presente en el congreso fundacional de la UGT en 1888.

Los primeros pasos de la Agrupación Socialista de Córdoba fueron muy difíciles, con continuas desapariciones. En el movimiento obrero tenía la fuerte competencia del anarquismo, sobre todo entre los trabajadores del campo cuya problemática apenas se contemplaba en un partido puramente marxista como el PSOE. Además fueron frecuentes las disputas entre sus escasos militantes, como ocurría en el conjunto de la familia socialista española, siendo el principal motivo de ellas la colaboración o no con los republicanos. A pesar de ello en 1899 los socialistas cordobeses tuvieron presencia en el Ayuntamiento de Córdoba cuando el hojalatero montillano Ramón Hidalgo fue elegido concejal en las listas de los republicanos.

Hay que esperar a los primeros años del siglo XX para que el socialismo tuviera una presencia continuada en Córdoba. A ello contribuyó la presencia en sus filas de tres personajes, decisivos para su consolidación: el zapatero sevillano Juan Palomino Olaya, reconvertido desde el anarquismo, el profesor Juan Morán Bayo y poco después el arquitecto Francisco Azorín Izquierdo. Pese a la relevancia de estos hombres continuaron las disputas internas, ahora entre los obreristas --Palomino-- y los intelectuales --Morán y Azorín--. Además, la fuerte presencia del anarquismo y las dificultades de conseguir buenos resultados electorales por la propia debilidad organizativa y las trabas impuestas por el sistema político vigente, impidieron un crecimiento progresivo de la organización socialista en la capital, de suerte que Juan Díaz del Moral no dudó en afirmar a principio de los años veinte del pasado siglo que «el movimiento socialista (en Córdoba) ha sido tan débil hasta hace tan solo cuatro años que nunca rizó la más leve hora de los mares burgueses de la provincia y, salvo algún que otro gobernador miedoso, nadie estaba enterado de que existiera»

Otro caso fue el del resto de la provincia: en 1908 se fundó la Agrupación Socialista de Lucena e inmediatamente después surgieron las de Montilla y Puente Genil, vinculadas a tres organizaciones de campesinos, la Liga Obrera, La Parra productiva y La Vegetación, respectivamente. Factor decisivo para la consolidación del socialismo en el sur de la provincia fue, amén del papel de sus dirigentes como el montillano Francisco Zafra o el pontanés Gabriel Morón, la visita de Pablo Iglesias a la zona en 1913 y el cambio de orientación del partido y el sindicato que empezó a priorizar la atención sobre los graves problemas del campo español. Por su parte, en la zona norte, se fundó a principios de 1916 el Sindicato Minero Metalúrgico de Peñarroya que en poco tiempo se convirtió en la principal organización socialista de la provincia.

Consolidado el socialismo en la capital, sur y norte de la provincia, su trayectoria no fue nada fácil y las luchas internas siempre le restaron fuerza. Entre ellas la tradicional disputa por colaborar o no con los republicanos y fuerzas antidinásticas, el debate sobre la adhesión o rechazo a la Komintern a partir de 1919 --que provocó la escisión de los que constituyeron el Partido Comunista de España--, la colaboración o el rechazo a la Dictadura de Primo de Rivera y ya en la República el enfrentamiento entre prietistas --moderados-- y caballeristas --radicales--. Este último enfrentamiento provocó la disolución de la Agrupación Provincial socialista en junio de 1936, poco antes de que la sublevación militar de julio uniera a los socialistas cordobeses en las tapias de los cementerios o en las cunetas de las carreteras.

Ahora, cuando se cumplen 125 años de la fundación de la primera Agrupación Socialista de Córdoba merecería que se hiciera una profunda reflexión sobre su historia para comprender lo mucho que aportó el socialismo a la transformación de España y las dificultades que tuvo que atravesar por sus propias contradicciones internas. Valga como final citar esa significativa frase de quien tanto nos ayudó a conocer su pasado en la Historia de las agitaciones andaluzas, el benemérito notario de Bujalance Juan Díaz del Moral: «La historia del socialismo en Córdoba, como en el resto de Andalucía, encierra interesantes enseñanzas para los hombres que aspiran a dirigir las muchedumbres y ser escultores de pueblos».

* Historiador