Después de la aplicación del articulo 155 y la convocatoria de elecciones --a mi modo de ver ambas medidas de aplicación tardía-- a todos nos queda la incógnita del futuro. El mañana ciertamente no está escrito, por lo que ese es el reto y la grandeza del momento. En mi opinión, tal como ocurrió en el año 1976 con la transición y el consiguiente cambio de régimen, solo tendrá éxito un nuevo horizonte para Cataluña desde posiciones netamente de centro, que hoy están representadas por Ciudadanos.

Estas elecciones no resuelven por sí mismas los problemas, aunque son el paso previo y necesario para la solución. Creo, que todos los problemas no se resuelven con palabras ni prometiendo a los ciudadanos que al día siguiente de las elecciones van a despertarse en el país de las delicias. Los catalanes saben de la amargura de las familias rotas por la radicalización ideológica. Y saben también de la dureza de una libertad insuficiente y de los graves y difíciles momentos que hemos vivido en los últimos once meses. Demasiado duro todo. Demasiado costoso para que ahora nos hagamos la ilusión de que existe una vara mágica para encontrar todas la soluciones inmediatamente. Es por eso que, en mi opinión, C’s no se presenta a ofrecer utopias. C’s constituye la vía media, sin riesgos de improvisación y capaz de hacer más cierta y eficaz la participación de todos lo catalanes.

Cataluña necesita reformas sociales y educativas profundas, pero con moderación y sin dogmatismo ni radicalismo, porque ahí está la verdadera ideología social democrática. En Cataluña urge un talante liberal y no radical, con una concepción cristalina de las relaciones sociales y familiares. Asimismo Cataluña necesita que se superen los enfrentamientos y sortear los riesgos y peligros que amenazan el logro de estas elecciones y que todavía hoy pueden perturbarlas.

Habrá que normalizar la vida política y reconstruir la democracia desde la legalidad, buscando futuras soluciones para las nuevas generaciones. Reordenando el mapa politico catalán se puede comenzar a construir sobre él, ya que Cataluña es políticamente de todos y debe comenzar a serlo también en lo social, económico y cultural. Para ello hay que trabajar con honestidad y con limpieza de tal forma que todos puedan controlar las acciones de gobierno. Y que el logro de una Cataluña para todos no se ponga en peligro por las acciones de algunos y los privilegios de unos cuantos. Este cambio no puede ser una simple operación de laboratorio, sino una suma de esfuerzos, ideas y criticas de todos los partidos políticos, que solo tenga como destinatario el pueblo catalán. Desde una posición de centro es posible ofrecer una alternativa política que tienda a evitar peligrosos enfrentamientos, ofreciendo al mismo tiempo una plataforma de colaboración para un entendimiento duradero entre distintos; superando las causas que han llevado a la situación actual. Es absolutamente necesario reforzar el campo de juego para que todas las fuerzas políticas acepten la legalidad constitucional.

Hay que hacer posible que no parezcan más quienes más se oyen, sino que se oigan más quienes son mayoría, con profundo respeto a las minorías.

Es preciso evitar que la vulneración de los principios esenciales del Estado de Derecho se acepte resignada y pasivamente, o se presente como una defensa de la sociedad y sus libertades.

Es preciso recuperar los valores de la cultura política democrática para que las instituciones democráticas --especialmente el Parlament-- profundicen su prestigio social y su autoridad moral y la eventual arbitrariedad, corrupción o abuso de los cargos públicos provoque una reacción social que oblige a su dimisión.

Es preciso conseguir que desde las instituciones y especialmente desde el Govern se impulse el sentido de la responsabilidad colectiva dando ejemplo de rigor y seriedad a la hora de administrar los caudales públicos.

Es preciso además establecer un sistema educativo que eduque a los jóvenes a pensar por si mismos y que estimule la imaginación y la innovación, desechando el adoctrinamiento político como arma social.

Es preciso también eliminar un regimen de televisión pública mediante el que el gobierno promueve la politización y la movilización social hacia sus fines ideológicos.

Es preciso conseguir todas estas cosas y muchas más, para lo cual solo habrá que esperar al desenlace de la convocatoria electoral.

* Empresario. Militante de Ciudadanos