Y volver, volver, volver.., a tus brazos otra vez...». A algo parecido a esa vieja ranchera de Vicente Fernández suena Rajoy, instando a las casi 3.000 empresas que se dieron a la fuga a que regresen a la tierra prometida (hoy, baldía). Que hagan un acto de fe y crean en el poder del post 21-D, en generar una «nueva etapa, grandes consensos» y aboguen por la «unidad» del país. Y para ello invoca al diálogo con los independentistas, siempre desde la legalidad. De momento, el procés se está llevando por delante la economía catalana y española. Un ejemplo claro, que Barcelona se haya quedado sin la Agencia Europea del Medicamento. El empecinamiento nacionalista ha terminado en un pispás con una imagen de marca impoluta que tardó décadas en construirse. Semejante panorama y la incertidumbre que sigue proyectando la inminente convocatoria electoral que parece que va a mantener el status quo, ¿quién cree en Mariano? La cosa pinta fea, los empresarios siguen sin fiarse, lógico, pues de nuevo los independentistas podrían acaparar la mayoría absoluta de los escaños (aunque no de votos), y por mucho que se esté vendiendo el diálogo entre fuerzas independentistas, constitucionalistas y las partidarias de terceras vías más diplomáticas, todo suena a palabras huecas. Tendremos que entonar el mantra de Billy Joel, Matter of trust (una cuestión de confianza), y ser hoy más conscientes que nunca, que pese a lo duro que sea lo que hayamos vivido, debemos aprender de la experiencia y a no perder la confianza en el poder del diálogo, la negociación y el pacto.

* Periodista y profesora de universidad