La mayoría de las empresas son un reflejo de la sociedad patriarcal en la que vivimos. Su menosprecio hacía las mujeres se refleja en la discriminación que sufren, tanto en el salario como en el acceso al trabajo --son numerosas las ocasiones donde solo se demandan hombres para determinados puestos o en las que encontramos ofertas de empleo y carteles que solicitan «dependientas»-- o en la promoción. Baste con echar un vistazo a la ausencia de mujeres en los puestos directivos no solo de empresas, sino también de organismos y entidades públicas.

Son numerosos los casos dónde los hombres cobran mayor salario que las mujeres por ejecutar el mismo trabajo, encubierto bajo categorías salariales diferentes pero realizando las mismas funciones. Esta es una forma de ignorar y devaluar a las mujeres que son en muchos casos sufridoras del uso continuado de lenguaje machista, de chistes denigrantes y ofensivos o de insinuaciones sexuales, sobre su inteligencia o capacidad en el ámbito laboral.

Una vez que consiguen entrar en el proceso de selección, siguen siendo discriminadas y violentadas, ya que en algunas entrevistas directamente se pregunta a las mujeres entrevistadas si tienen prevista su maternidad a corto plazo, una pregunta que sabemos que no se puede hacer pero que se hace.

Y si logra conseguirse el puesto, afloran nuevas desigualdades: Las mujeres realizan trabajos más precarios; como las camareras de piso con un ratio cada vez mayor de habitaciones, las limpiadoras y las monitoras de comedor a quienes les quieren racanear incluso minutos o segundos de su sueldo y las auxiliares de ayuda a domicilio son explotadas para que hagan las tareas del hogar cuando su función no es la limpieza, sino mejorar la calidad de vida de las personas respetando su autonomía. Muchas de ellas sufren abusos en la contratación, y son contratadas a tiempo parcial cuando de hecho realizan jornadas completas o tienen contratos temporales cuando su trabajo no tiene fecha de caducidad y el empresario encadena un contrato tras otro, y a todo ello se une que tienen un promedio muy bajo de horas lo que se traduce en salarios irrisorios por la gran labor que desempeñan.

Las mujeres somos las principales víctimas de acoso en el trabajo, de discriminación por motivos de género y de acoso sexual. Las empresas deben tener tolerancia cero con el denominado sexismo de baja intensidad, de la misma manera que lo hacen con el acoso sexual. Si las personas no reconocen los micromachismos laborales como algo abusivo y no consideran que son perjudiciales, es poco probable que se quejen o que tomen medidas para evitarlo. Por ello, debemos formar a la clase trabajadora sobre el carácter nocivo de este tipo de actitudes, incidiendo en el hecho de que no solo afecta a las mujeres, sino que también perjudica al clima general de la empresa, es decir, al ambiente de trabajo.

Desde CCOO nos ponemos las gafas violetas y concienciamos a través de cursos de igualdad para prevenir situaciones de acoso laboral, luchamos por la igualdad de oportunidades, negociamos convenios, planes de igualdad y acuerdos con perspectiva de género donde incluimos protocolos de acoso. Porque una igualdad real es posible y hacer efectiva la legislación es nuestra meta. Somos más de la mitad de la población y merecemos ocupar nuestro lugar también en el ámbito laboral.

Ahora que se conmemora hoy el 25-N queremos recordar a todas las mujeres que sufren acoso laboral así como cualquier tipo de discriminación en sus centros de trabajo que no están solas, que en nuestro sindicato, en la Secretaría de la Mujer, van a ser escuchadas y podemos luchar para mejorar sus condiciones de trabajo. Tenemos que decir basta y no reír las gracias de chistes machistas ni aguantar comentarios sexistas o situaciones que nos violenten. Porque lo que pretende la patronal es separarnos, pero nosotras sabemos que la unión hace la fuerza.

Mujeres trabajadoras, aquí estamos siempre a vuestra disposición. Necesitamos que nuestras personas afiliadas, así como nuestras delegadas y delegados estén concienciadas y formadas para decir basta al machismo y conseguir una igualdad laboral. El 25-N gritamos «No» a la violencia de cualquier tipo contra las mujeres. Y gritamos «Sí» a la igualdad laboral.

* Secretaria de Mujer de CCOO de Córdoba