Durante el 2017 se conmemoran los 500 años de la reforma protestante, una de las efemérides más significativas de la historia europea y probablemente del mundo. En el año de 1517 un joven fraile agustino llamado Martín Lutero colocó en las puertas de la iglesia de Wittenberg las famosas 95 tesis. Este hecho no solo sacudió los cimientos de una Europa en transición a la Edad Moderna cuyos efectos han perdurado hasta nuestros días sino que dio lugar a un cambio de paradigma civilizatorio.

El gesto valiente de este joven alemán recogió parte del clamor de una sociedad sumida en una profunda crisis social y espiritual, con el trasfondo de una iglesia medieval controladora, ahogada por la corrupción y secuestro de un mensaje cargado de sacramentalismo, mercantilismo religioso, manipulación, que poco o nada tenía que ver con la real esencia del cristianismo primitivo. La reforma fue un clamor generalizado dentro y fuera de la iglesia, por un mundo diferente, la reforma se habría de dar con una trascendencia social, no solamente en lo doctrinal, sino en la lucha por procurar los recursos mínimos y suficientes para que el hombre fuese más hombre, más humano procurando valores universales. La fe protestante conllevaría obras, y acciones sociales, con el poder de atraer a otros, no por fuerza, sino por la voluntad individual que tendría que procurar libertad, además de medios y accesibilidad, para poder desarrollar tanto física como intelectualmente aquellas sociedades receptoras de un mensaje renovador y dignificante del ser humano.

En este orden de ideas resulta curioso lo poco que se conoce de los grandes postulados del protestantismo como lo es el cambio de la valoración e integración de todos los seres humanos (hombres y mujeres) en todas las estructuras sociales. Lutero, Calvino y Melanchton entre otros serian quienes presentarían la instrucción elemental donde no caben distinciones por razón de sexo, ni clase, la escuela debe ser popular y pública, y es que el propio padre de la pedagogía moderna el protestante Juan Comenius dice mucho hasta nuestros días y prueba de ellos lo resaltan frases construidas como las del propio Jean Marie Piaget padre de la epistemología genésica y teoría constructivista del desarrollo de la inteligencia cuando asevera «La actualidad más sorprendente de Comenius radica en haber asentado los fundamentos de la educación para todos los hombres y para todos los pueblos. Al escribir su Didáctica Magna, contribuyó a crear una ciencia de la educación y una técnica de la enseñanza, como disciplinas autónomas. Es en definitiva uno de esos autores a los que no es necesario corregir para modernizarlos basta solamente con traducirlos».

Ahora bien, en el ámbito nacional las implicaciones que tuvo la Reforma para la educación alcanzan nuestro presente. En España podemos asomarnos al siglo XIX cuando en tiempos de Carlos IV y Fernando VII, se introduce la metodología pestalozziana, fruto de los principios pedagógicos del protestante Pestalozzi, los cuales incluían a la mujer con un carácter coeducacional, tal como se veía en los países más desarrollados, donde la reforma iba alcanzado los diversos estamentos. Serian muchos los epígonos de Pestalozzi en España los cuales reforzarían este tipo de educación, siendo la Institución Libre de Enseñanza (ILE) quien especialmente a través de Froebel, se haría también eco de estas enseñanzas, suponiendo esto una ampliación de todo lo que reforzará la igualdad social y educativa de la mujer.

Luego Krausse (1781- 1882) toma el testigo de Pestalozzi enfatizando una educación libre, donde su deseo de la Alianza de la humanidad llevaría a resaltar el rol social de la mujer, semillas que alientan más adelante la labor de misioneras como Alice Gulick iniciando un instituto para mujeres en Madrid (Instituto internacional de señoritas) proyecto apoyado con fondos de universidades evangélicas americanas con el fin de incentivar la educación de la mujer en nuestro país, fruto de sus esfuerzos tenemos parte de las primeras mujeres científicas españolas con titulación universitaria, curiosamente entre ellas una cordobesa, pionera a nivel nacional, quien se alzó con el título académico de licenciada en Biología.

En definitiva, estos hechos, al igual que otros más, revelan un cambio de pensamiento que si bien se gestó inicialmente en el seno una organización religiosa hace más de 500 años cual avalancha ascendente ha venido nutriendo todo una cosmovisión que ha generado alfabetización, inclusión, servicio a la humanidad, fomento al pensamiento crítico, secularización del derecho, defensa de los derechos humanos, organización y desarrollo socio económico, permitiendo en contextos no muy lejanos al nuestro configurar sociedades punteras con los mejores índices mundiales de educación, tecnología, paridad inter género, empleo, transparencia institucional y desarrollo humano en general, curiosamente sociedades definidas como protestantes, realidad antropológica de unos principios presentes en la reforma y con resultados muy evidentes al día de hoy.

* Profesor y cronista