El 15 de junio se celebró en la Casina Pio IV, sede de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, el debate internacional sobre la corrupción, organizado por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Que en el Vaticano se organicen congresos y se publiquen documentos sobre problemas teológicos o canónicos es lo normal. Pero que el tema escogido para celebrar un debate haya sido la corrupción se sale de lo ordinario. Y es un síntoma de que algo está cambiando con Francisco. Fue una jornada muy intensa, que comenzó a las nueve de la mañana y finalizó a las siete de la tarde, con la participación de 50 miembros, «cristianos y no cristianos», dice un comunicado, «personalidades eclesiásticas, jueces, representantes de la policía, miembros de movimientos y organizaciones, víctimas de delitos, periodistas e intelectuales provenientes de diversas partes del mundo». La lista de participantes no se ha hecho pública «por razones de seguridad», pero había españoles y latinoamericanos. Segun el cardenal Peter Turkson, prefecto del dicasterio, este debate tenía como fin «hacer frente a un fenómeno que conduce a pisotear la dignidad de la persona. Queremos afirmar que nunca se puede pisotear, negar u obstaculizar esa dignidad». Sobre la corrupción en la Iglesia, el Papa asegura que sus características son «la mundanidad espiritual, la tibieza, la hipocresía, el triunfalismo, el hacer prevalecer solo el espiritu del mundo sobre nuestras vidas, el sentido de la indiferencia». La actitud de la Iglesia ante la corrupción, concluye, consiste en «hablar de ella, denunciar sus males, comprenderla, mostrar la voluntad de afirmar la misericordia sobre la mezquindad, la curiosidad creadora sobre el cansancio resignado, la belleza sobre la nada. Nosotros, cristianos y no cristianos, somos como copos de nieve, pero si nos unimos, podemos convertirnos en una avalancha, un movimiento fuerte y constructivo. Tenemos que trabajar todos juntos para combatir esta forma de blasfemia, este cáncer que destruye nuestras vidas». Mejor actitud, imposible.

* Sacerdote y periodista