Presume Podemos, no sin razón, de haber diagnosticado antes que los partidos tradicionales los males de la democracia española. Lo que no está tan claro es que Pablo Iglesias e Irene Montero estén empleando su innegable capacidad analítica para diseccionar los males que aquejan a su propio partido, los mismos que en las urnas, pese a la estratégica alianza con IU, le negaron la hegemonía de la izquierda.

Tras salvar una moción de censura aritméticamente condenada al fracaso, 10 representantes de la nueva cúpula morada surgida de Vistalegre 2 convocaron a la prensa a un desayuno informativo en la sede central del partido. El encuentro, programado para el lunes, no era precisamente restringido: asistió una veintena de periodistas, aunque no estaban todos los que cubren la información de Podemos. Los redactores de El Periódico, El País, la cadena SER y tres diarios digitales quedaron excluidos.

La secretaria de Participación, Noelia Vera, pretextó que se trataba de un desayuno «privado», pese a que congregó a unas 30 personas, y atribuyó el veto a estos seis informadores a un problema de «confianza», a «encuentros y desencuentros» que no especificó. Aclaró, eso sí, que los periodistas son libres de recabar información «en los pasillos y en la cafetería» del Congreso, espacios públicos en los que, se infiere, Podemos carece de poder de veto.

La amonestación de la Asociación de la Prensa de Madrid por acosar a periodistas no ha hecho mella en los podemitas. Si antes los intimidaban o presionaban a sus superiores, ahora señalan públicamente a los periodistas desafectos, dispensándoles peor trato que a aquellos que, desde una óptica gregaria, informan a su plena satisfacción. La intolerancia a la discrepancia sí que es motivo de desconfianza.

Tan grave como elaborar listas negras es el silencio cómplice de ciertos medios a salvo de la quema, con honrosas excepciones. Los periodistas que se envuelven en la bandera de la libertad y el pluralismo cuando pierden una tertulia deberían tener el coraje de hacer lo propio en defensa de la profesión en su conjunto.

* Periodista