Celebramos el 1 de mayo, la fiesta más importante para el mundo obrero, en el que las trabajadoras y trabajadores de todo el mundo nos unimos para manifestarse y reivindicar trabajo y mejores condiciones laborales. Expresiones como: «He llegado a trabajar hasta 17 horas en un día», o «tengo un contrato que empieza y termina en el mismo día», son cada día más frecuentes y hacen que el presente y el futuro de las trabajadoras y trabajadores sea incierto, ya que nos lleva a vivir eternamente instalados en la precariedad laboral.

A menudo escuchamos que hemos salido de la crisis, que la economía ha mejorado y que se está creando empleo. No escuchamos que esta bajada del desempleo lleva consigo precarización y pérdida de derechos: temporalidad, inestabilidad, falsos autónomos, horas extras no remuneradas y más pobreza. Tampoco nos dicen que, aun teniendo trabajo no es posible vivir con dignidad, de ahí el aumento de los denominados «trabajadores pobres», los nuevos excluidos del siglo XXI. El papa Francisco hace énfasis, en la Laudato Si, en que el ser humano debe estar en el centro de la vida y también nos recuerda que «sin trabajo la dignidad está herida».

La Pastoral Obrera como Iglesia encarnada en el mundo obrero y del trabajo, manifestamos que es urgente y necesario abordar la situación del trabajo desde todos los ámbitos de la sociedad. Creemos que, solo con el esfuerzo de todas y todos, podremos recuperar derechos y darle la importancia que tiene como elemento central en la vida de las personas. Estamos convocados a ofrecer una respuesta social conjunta y trabajar para promover el trabajo decente, evitar la discriminación y reconocer los trabajos de cuidados. Jesucristo, Buena Noticia para las mujeres y hombres de hoy, dedicó su vida a anunciar un mundo nuevo, el Reino de Dios que ya está aquí y ahora. Nosotros, aun siendo conscientes de la situación que vivimos, ponemos nuestra esperanza en los pequeños cambios (consumo responsable, economía de comunión, cuidado de la creación...) que como la semilla o la levadura en la masa transforman la realidad.