El liberal Emmanuel Macron se convirtió anoche en Francia en el candidato que debe cerrar el paso a la ultraderechista Marine Le Pen en su pretensión de alcanzar el palacio del Elíseo, algo que por lo demás vaticinaron todas las encuestas. Emmanuel Macron y Marine Le Pen. Un socioliberal y una ultraderechista. Dos concepciones de Francia y Europa radicalmente opuestas se enfrentarán en la segunda vuelta de las presidenciales, que dieron un histórico portazo a los dos grandes partidos tradicionales. Los pronósticos por una vez acertaron y fueron dos autoproclamados antisistema quienes medirán sus fuerzas dentro de dos semanas, el 7 de mayo, con ventaja aparente para Macron. Sin embargo, más allá de este resultado esperado, la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia han significado el hundimiento del sistema de partidos característico de la Quinta República desde los días del general Charles de Gaulle: el universo conservador, representado por François Fillon, candidato de Los Republicanos, y la socialdemocracia, representada por Benoît Hamon, aspirante del PS.

Así, en un país sumido en un clima depresivo alimentado por los efectos de la crisis económica y el desafío yihadista, no debe extrañar que Macron, el favorito para ganar en la segunda vuelta, según todas las encuestas, carezca de partido -En Marcha es poco más que una herramienta en rodaje- y defienda un programa en el que la ambigüedad es la norma. Pero para los partidos barridos en las urnas, no hay alternativa: o aportan sus votos a Macron o arriesgan un cambio de consecuencias imprevisibles en la persona de Le Pen.

Francia ya vivió esta experiencia en el 2002, cuando Jean-Marie Le Pen, fundador del Frente Nacional, disputó la presidencia a Jacques Chirac, candidato conservador. La diferencia con respecto a ahora es que, hace 15 años, la izquierda acudió a votar a Chirac con una pinza en la nariz sin apenas disidencias, pero esta vez resulta imprevisible cuál puede ser la reacción del electorado insumiso, que se ha decantado por Jean-Luc Mélenchon. Hay también dudas sobre el comportamiento de los votantes de François Fillon, un candidato conservador desacreditado por presuntos casos de corrupción, pero donde se multiplican las incógnitas es al poner el foco sobre el electorado de una nueva izquierda bastante imprevisible.

De forma que frente a quienes se preguntan dónde tiene el Frente Nacional su reserva de votos se encuentran aquellos que se preguntan justo lo mismo referido a Macron. Y ante la tentación de muchos votantes de Mélenchon de recurrir al voto en blanco, es inevitable que siga abierta la gran incógnita: ¿le queda a Marine Le Pen alguna posibilidad de llegar a la presidencia y debilitar aún más la Unión Europea?

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