La PAC es la política más importante de la Unión Europea. La partida destinada a la agricultura en el presupuesto comunitario es grande, pero es que hablamos de la única política verdaderamente común del continente.

Si juntásemos todos los presupuestos generales de los Estados miembros, la cuantía destinada a la agricultura y la ganadería no llegaría al 1%. Un porcentaje muy bajo si pensamos en todo los que proporciona la PAC a nuestra sociedad. Porque la PAC son ayudas, pero permite que los productores de alimentos podamos seguir adelante, contribuyendo al sostenimiento de nuestras rentas y siendo un pilar básico de nuestro sistema agroalimentario, único en el mundo, en calidad, en variedad y en sostenibilidad. Tres valores ideales en toda sociedad en lo referente a la alimentación.

La PAC ha sido uno de los pilares de la UE. Y es que lo que ahora consideramos básico, como es disponer de una enorme variedad, cantidad y calidad de productos a precios reducidos, durante un tiempo no lo fue tanto. El sistema agroalimentario europeo se ha organizado en gran medida en torno a la PAC. Seis décadas con más luces que sombras. La agricultura ha experimentado un gran cambio y sin la PAC esto no habría sido posible.

La PAC ha supuesto mucho para los agricultores, pero también Europa nos debe mucho a los profesionales del sector primario, que llevamos todo este tiempo sufriendo continuas reformas, modernizándonos, progresando y adaptándonos a una política en permanente cambio.

A nadie se le escapa que Europa no vive su momento de mayor estabilidad e ilusión por un proyecto común. La profunda crisis económica que estalló hace casi diez años, los movimientos e iniciativas políticas que piden menos Europa, y las tibias respuestas de la Unión a desafíos internacionales como la crisis de los refugiados, han provocado que algunos miren a Europa con escepticismo, e incluso con desconfianza. Nosotros desde UPA no compartimos esas posiciones. Al contrario, creemos que, ante las incertidumbres que acechan a Europa, la PAC debe ser un modelo de estabilidad y de éxito. En la UPA tenemos claro que desde Córdoba, Andalucía y España queremos seguir formando parte de ese gran proyecto que es Europa. Un proyecto que nos permite acceder, con nuestras producciones, a un mercado de 500 millones de consumidores que aprecian y valoran nuestros alimentos por su variedad, su calidad y su precio.

A pesar de que la nueva PAC debería entrar en vigor en 2021, es ahora cuando comienzan a diseñarse los cimientos que sustentarán la futura política. Debemos convencer a nuestros políticos de la necesidad de ser valientes, para que no caigan en la tentación de plantear una reforma en la que nada cambie, como ya pasó en 2014.

En UPA creemos que debemos capitanear el nuevo proceso de reforma de la PAC. Para ello es fundamental que todos, Administraciones y OPAs, compartamos visiones y experiencias, y trabajemos unidos para defender los intereses de toda la sociedad con el objetivo de lograr una PAC más justa, más eficaz y más social. El mundo rural necesita una buena PAC, la sociedad se merece una buena PAC. Y para ello es imprescindible que se destine un presupuesto adecuado y suficiente, pero igual de importante es decidir el destino de ese presupuesto. El camino iniciado en la anterior reforma, con figuras como el greening, el agricultor activo o el techo de ayudas por explotación es positivo, pero insuficiente.

Muchos hablan hoy de que la nueva PAC deberá fundamentarse sobre el gran reto de la sostenibilidad. No hay nadie más sostenible que nosotros, los agricultores y ganaderos. Y es que desarrollamos nuestro trabajo en colaboración estrecha con la naturaleza, adaptándonos a ella y trabajando la tierra para convertir el agua y el sol en alimentos. Pero desde UPA sí recordamos que no tiene sentido hablar de sostenibilidad medioambiental olvidando las otras dos patas de este concepto: la sostenibilidad social y la económica. Sin precios justos para nuestros productos no será posible lograr un verdadero progreso sostenible de nuestro medio rural. Nadie, y mucho menos la PAC, pueden ignorar esa realidad.

La PAC debe contar con las herramientas suficientes para que las ayudas se dirijan a las explotaciones de carácter familiar y profesional, que por otra parte son las mayoritarias en nuestra tierra, y las que verdaderamente necesitan esos recursos para seguir adelante. Desde UPA seguiremos trabajando para que los pequeños agricultores y ganaderos sean escuchados y tenidos en cuenta en la nueva reforma. La Política Agraria Común es demasiado importante como para dejarla en manos de los burócratas de Bruselas. Los agricultores y ganaderos debemos ser protagonistas del futuro de nuestra PAC. Una PAC que no sólo determina la realidad de la producción de alimentos, sino que puede llegar a marcar la vida en nuestros pueblos y nuestras comarcas.

* Secretario General de UPA Córdoba y Andalucía