En nuestra memoria la lucha por los derechos y la libertad de los años 70 están inevitablemente unida a la transición y la lucha por la democracia. Sin embargo, en ese magma reivindicativo y activista hay algunas que se han olvidado, aún siendo pioneras y parte de una lucha global que en ese momento se estaba dando ene mundo occidental. También hubo un movimiento antinuclear y activismo ecologista en este país, y también sufrió la represión, y además tenía nombre de mujer.

Un 3 de Junio de 1979 se convocó en Tudela (Navarra) una protesta antinuclear y antimilitarista en el marco de una Jornada Internacional contra la Energía Nuclear. Allí acudió Gladys del Estal, una joven de 19 años, miembro de un grupo ecologista de Donostia, que fue asesinada por un disparo de la Guardia Civil durante la dura represión que fue ordenada contra la concentración.

Los años 70 consolidan el movimiento ecologista, y el problema de la contaminación y la degradación del medio ambiente empiezan a calar en la opinión pública. Al final de la década se funda el Partido Verde Alemán, con la aspiración de llevar a la política institucional el ecologismo. La figura central de este proceso y en los primeros años de Die Grünen fue Petra Kelly, activista de referencia en el movimiento anti-nuclear y pacifista, recibió el Right Livehood Award en 1982 por su «nueva visión al aunar ecologismo, pacifismo, justicia social y derechos humanos».

También en los 70, pero sin conexión con el activismo occidental, tiene lugar en la India el movimiento Chipko para proteger los bosques de una zona del Himalaya. El punto culminante de este movimiento local se alcanzó cuando 27 mujeres hicieron frente a los operarios forestales para detener la tala abrazándose a los árboles. A día de hoy, hay miles de activistas en el mundo que de forma anónima se enfrentan a las multinacionales de la energía, la minería o la alimentación para detener la destrucción de su entorno.

La lucha ambiental es la lucha contra la pobreza en una buena parte del mundo y millones de personas viven en sus vida diaria las consecuencias de una actividad económica depredadora de recursos. Y sin embargo, la violencia y la represión es a lo que se enfrenta el activismo ambiental en muchos países: en el año 2015 185 activistas fueron asesinados en todo el mundo, batiendo un nuevo récord. Las amenazas y la violencia son parte de la estrategia para reprimir el activismo. Uno de los ejemplos que más repercusión mediática tuvo fue el asesinato de Berta Cáceres la mujer que organizó al pueblo Lenca en Honduras contra la construcción de una presa. Sin embargo, la impunidad y la desinformación siguen siendo la norma en los conflictos ambientales que salpican el mundo.

Si hablamos de activismo ecologista con nombre de mujer, no podemos dejar de nombrar a Wangari Maathai, la Mujer-Arbol, premio Nobel de la Paz en 2005 y promotora del proyecto Cinturón verde, que, empleando a mujeres, ha conseguido plantar más de 40 millones de árboles. O Vandana Shiva, activista por la biodiversidad en la agricultura y la soberanía alimentaria, que es también un referente del ecofeminismo. Su apuesta por el empoderamiento y los derechos de las mujeres campesinas como el camino para una agricultura sostenible.

Sin embargo, el reconocimiento público y social llega a muy pocos activistas. La mayor parte celebran sus victorias o rumian sus derrotas en el anonimato. El desconocimiento de las figuras de referencia del movimiento ecologista es aún mayor que en otras causas, y eso, a pesar que como sociedad debemos grandes avances en nuestros derechos al activismo ecologista. Si hablamos además de mujeres, la invisibilización y menor reconocimiento es doble, como sucede en cualquier ámbito de actividad.

Es el momento para reconocer la aportación de las mujeres a la lucha por el medio ambiente y los derechos a él vinculados, pero también lo es para animar al activismo ecologista como parte de las luchas globales que protegen a las personas y al planeta. Aunque se ha avanzado mucho, las causas que consolidaron el movimiento ecologista siguen estando ahí y de actualidad: lucha antinuclear, principio de no violencia, degradación ambiental, cambio climático.

Integrar el enfoque ambiental en nuestras reivindicaciones y políticas sigue siendo más necesario que nunca, también en nuestros pueblos y ciudades. Entendamos, cómo entendieron quienes fueron pioneros de la lucha ecologista en la transición española y cómo lo viven a diario comunidades locales de todo el mundo que la lucha por la democracia, los derechos y las libertades van unidas al respeto y al cuidado del medio ambiente y de nuestros recursos naturales.

* Diputada de Unidos Podemos y coportavoz de Equo