Lo malo es cuando los elementos no se enteran de que vivimos en un estado del bienestar. Enviamos las naves a luchar contra las adversidades, pero cuando éstas se salen del sota, caballo y rey, todo el tinglado híper protector y buenista se licúa como promesas electorales tras la batalla. Detrás de esto lo que subyace es cierto infantilismo, un infantilismo del que nos ha hecho víctimas un sistema que cada vez deja menos resquicios a una libertad individual que implicaría responsabilidad como ciudadanos y cierto cultivo de la propia iniciativa ante lo imprevisto, y que nos convierte en niños grandes y protestones cuando las cosas no salen como queremos y terminamos berreando ante papá estado para que nos lo resuelva todo. Me topé hace poco con un meme, seguramente escrito por un médico, que decía (más o menos) que desde la última vez que usted sufrió un catarro o una gripe la comunidad científica no ha descubierto ningún remedio milagroso, así que cuídese como le enseñaron y, a no ser que tema complicaciones por edad o estado de salud previo, absténgase de ir a urgencias atorando el sistema y volviendo locos a un personal que merecería más confianza y medios. Pero no, aquí tenemos derecho a todo, sobre todo a protestar si no me atienden en un hospital por el catarro de todos los años por las mismas fechas y que podría prever, si no evitar, siguiendo los consejos que ya me sé de sobra. Lo mismo pasa cuando hace frío (mucho frío) en enero (qué cosa más rara, cuando hasta un villancico lo dice: “porque llegan los fríos de enero, etc.”) y nieva más que el copón. ¿Seguimos las recomendaciones, tomamos las medidas opotunas? Es cierto que el estado debe intervenir ante la desgracia, que para eso pagamos, pero la desmesura en la catástrofe no es responsabilidad de la res pública, que actúa con lo que tiene, que es mucho y bien por cierto. No cabe esperar siempre al Séptimo de Caballería y salir en la tele berreando. Ante la adversidad, todos debemos poner sentido común y responsabilidad, porque la sociedad somos todos, no sólo el estado, al que sí hay que exigirle la correcta administración de los medios, por supuesto..

* Profesor @ADiazVillasenor