La celebración anual de Fitur permite hacer recuento de la apabullante cantidad y calidad de los recursos turísticos de Córdoba y de cómo, año tras año, se van incorporando nuevas ideas y marcos para la difusión del extraordinario patrimonio de nuestra provincia. A la Feria Internacional del Turismo que se celebra en Madrid acuden las instituciones y el sector privado para exponer lo mejor de sus recursos, que, junto a la indiscutible oferta de la capital, se enriquece en cada edición con la creciente profesionalización de la provincia, tanto a través de sus municipios como mediante rutas ligadas a la gastronomía, la naturaleza, el patrimonio, la artesanía, las tradiciones y la historia. Bajo el paraguas que ofrece el pabellón de la Junta de Andalucía, los expositores de Córdoba, respaldados por los ayuntamientos y la Diputación, han sido un hervidero de presentaciones, actos y encuentros profesionales de los que puede caber la duda de su capacidad de captación en el enorme mosaico mundial de Fitur, pero que son una forma de hacer contactos para vender. En Fitur hay que estar, aunque quizá convenga repensar el modelo.

Las presentaciones de estos días confirman que, durante los años más duros de la crisis, el turístico ha sido un sector refugio al que se han incorporado numerosas iniciativas privadas, imaginativas y adaptadas a los nuevos estilos del turista, apoyadas en las redes sociales, que han facilitado la labor de promoción y gestión de las ofertas. Al tiempo, las administraciones no solo han apoyado a los emprendedores, sino la mejora y rehabilitación del patrimonio, la creación de rutas naturales y mejora de los entornos que aumentan el atractivo de nuestra provincia. Al hablar de Córdoba y el turismo, se puede aludir a una industria que empieza a aprovechar su enorme potencial, pero que está rodeada de riesgos que deben afrontarse sin dilación.

En este sentido, el primero, que toca principalmente a Córdoba capital, es la masificación, que puede desvirtuar sus atractivos y provocar la pérdida de la calidad. En este asunto es esencial la acción del Ayuntamiento, como eje clave para ordenar la ciudad y hacer una buena conjunción entre turismo y entorno habitable. Es importante también la profesionalización del sector y que su presencia en las redes sociales sea clara, práctica y eficiente. El apoyo al ámbito privado debe conllevar también la exigencia de un empleo de calidad, que cotice y garantice unas condiciones dignas a los trabajadores si queremos presumir de un sector turístico profesional y serio. Finalmente, el marco institucional es necesario para impulsar la oferta y a las empresas, pero también para ordenar el crecimiento de este mercado prometedor, para evitar un crecimiento de aluvión basado en la pérdida de visitantes de otros destinos turísticos, que sea un crecimiento sostenible y que se consolide. Hagámonos querer, pero hagámonos también valer.