La costumbre de «contraprogramar» para robar titulares, que no es nueva, se extiende cada vez más en la política. Desde Podemos nos van acostumbrando a que, cada vez que hay un acto importante, sus líderes hacen algún gesto polémico que los coloca en el centro de la opinión pública, reservándoles un inesperado espacio de protagonismo. Pues lo mismo hizo ayer el expresidente del Gobierno José María Aznar, o su entorno, al difundir que renuncia a la presidencia de honor del PP justo el día en el que su sucesor, Mariano Rajoy, tiene un discurso relevante en la ONU en Nueva York, y cuando el PP difundía el contenido de la ponencia política que llevará a su congreso.