Opinión | Editoriales

Nuevos aires en el Congreso

Viendo cómo Mariano Rajoy se desenvolvió ayer en la sesión de control del Parlamento, nadie diría que se ha dado cuenta de que ya no gobierna con mayoría absoluta. Igual que marcó líneas rojas en las sesiones de investidura, el presidente desoyó las peticiones de diálogo de los principales partidos de la oposición. Pero la aritmética es tozuda: Rajoy ya no goza de una mayoría cómoda en el Congreso, pues en esta legislatura las normas del juego han cambiado. La forzada marcha atrás del Gobierno en el tema de las reválidas y el pacto entre el PP y el PSOE para ampliar el déficit autonómico y desbloquear la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado para el 2017 son dos ejemplos de que esta nueva realidad puede ser difícil para el PP pero abre nuevas posibilidades de acuerdos en beneficio de los ciudadanos.

La marcha atrás en la reválida es el sapo más relevante que se ha tragado el Gobierno hasta el momento. Pero ha perdido otras votaciones, como la de la reforma de la ley de secretos oficiales para que los documentos secretos se desclasifiquen transcurridos 25 años y la moción que le insta a derogar la ley mordaza. En cambio, para el Ejecutivo es una buena noticia el acuerdo con el PSOE que asigna a las autonomías un objetivo de déficit del 0,6% del PIB y aumenta los ingresos a través del impuesto de sociedades y tasas al alcohol, el tabaco y las bebidas azucaradas. El pacto no solo despeja el camino a los PGE, sino que permite a Rajoy hacer los deberes con Bruselas con medidas que podrían traducirse en un ajuste para el 2017 sin recortes. Para el PSOE también es buena noticia, ya que se ha hecho sin la participación de Ciudadanos y, por tanto, refuerza su papel de gran facilitador de la legislatura, lo que le da oxígeno en un momento en que no anda sobrado de él. El acuerdo también envía un mensaje: diga lo que diga Rajoy, las normas en el Congreso han cambiado. No son tiempos de rodillo.

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