Opinión | Al paso

Triperos

Un tripero es un varón que solo vive para el lujo de sus placeres y además es más perro que la chaqueta de un guarda. Estamos aún en una sociedad machista casi en su totalidad. Bien es cierto que en las leyes y determinados ámbitos vanguardistas se ha avanzado, pero ya está. Es más, creo que actualmente vivimos la extensión imparable de un nuevo machismo que es incluso peor que el anterior por la sencilla razón de que los hombres de antes pues sí que se erigían en cabeza de familia y mandamás como por ley natural, sí que no trabajaban en labores domésticas, sí que podían salir al bar con los amigos mientras que sus mujeres no podían hacerlo sin ser tachadas de bajeza moral, pero sí que también es cierto que ellos tenían asumidas como normas de obligado cumplimiento ciertas conductas de fidelidad y compromiso con su prole que se traducían en anularse a sí mismos por el bienestar de su hogar. O sea, la manutención de su esposa e hijos era lo primero. Por eso digo que el machismo de hoy es peor porque buena parte de la masa juvenil varonil que se atranca en la Educación Secundaria sigue como antaño viendo a las hembras como personas al servicio del hombre, pero además han renunciado a aquellas obligaciones sagradas que eran asumidas con tintes heroicos aun siendo analfabetos. No se entiende cómo hoy nuestras hijas más válidas y más preparadas se unen y entregan a hombres que no tienen oficio ni beneficio, que las dejan embarazadas a las primeras de cambio y que luego no son capaces de sacar adelante el hogar tanto económicamente como éticamente. Porque es que encima de no aportar recursos, no respetan a sus parejas ni les dan la categoría que tienen tratándolas como criadas. Y todo mientras la juventud de estas chicas se pasa volando sin ser disfrutada ya que en vez de estar formándose y divirtiéndose que para eso son jóvenes, están criando niños y buscando dineros para mantenerlos, aunque sea pidiendo a sus padres cada dos por tres. Y estos padres ayudan y ayudan sin ser ricos, dándose cuenta de todo aunque la niña no cuente nada, si protestar ni liarla por tal de respetar la independencia y decisión de su hija aun sobrándoles pantalones como mínimo para llamar al yerno por el nombre que le pega.

Ojalá ellas lean esta columna para que al menos mediten un poco y que no duden ni por un asomo de que el amor de un padre no se puede comparar con el de un novio o marido tripero porque el padre, sin dudarlo, daría la vida por su hija mientras que del novio o marido tripero puedes esperar, sobre todo, disgustos.

* Abogado

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