Opinión | Editorial
Fillon, Le Pen y la tensión socialista
La rotunda victoria de François Fillon el domingo pasado sobre Alain Juppé convierte al exprimer ministro de Nicolas Sarkozy en el candidato de la derecha encargado de cortar el paso al Elíseo a Marine Le Pen. Esta era la principal baza que se jugaba en la exitosa primaria de la derecha, que ha sorprendido por su alto nivel de participación. ¿Es mejor Fillon que Juppé para batir a la presidenta del Frente Nacional en mayo? Hasta antes de la primera vuelta, los sondeos se inclinaban por Juppé, que sacaba 40 puntos a Le Pen en un hipotético enfrentamiento en mayo, mientras que Fillon la distanciaba solo la mitad, 20 puntos. Pero las encuestas fallaron hace una semana y podrían errar en ese pronóstico.
Con Fillon, la derecha tendrá un candidato discreto y sin carisma --se le llamaba Nobody, un don Nadie--, pero serio y trabajador, con un programa económico liberal y socialmente muy conservador. Aunque en Francia el liberalismo es relativo, dada la importante presencia del Estado en la economía, Fillon quiere suprimir 500.000 funcionarios, reducir el gasto público en 110.000 millones de euros, aumentar de 35 a 39 horas la semana laboral, facilitar el despido y acotar el subsidio de desempleo, mientras en cuestiones sociales sigue las ideas del catolicismo conservador. Mantendrá la ley del matrimonio homosexual, pero pretende eliminar la adopción en las parejas del mismo sexo, y prohibir el burkini en una política que prima la asimilación de la inmigración sobre la diversidad.
Habrá que ver si lo que parece una recuperación de la tradicional división izquierda-derecha contribuye a reanimar al decaído espacio socialista. François Hollande interpreta la sorpresa Fillon como una oportunidad para sí mismo por el fracaso de la demoscopia. Dentro de unos días, debe anunciar si se presenta a la reelección y concurre a la primaria de la izquierda en enero, como lo hará Manuel Valls. Se genera así una situación inédita, en la que un presidente de la República y su primer ministro contienden por la candidatura electoral, situación que forzaría la salida del político de origen español de su cargo --según la amenaza velada lanzada desde el Elíseo-- y Hollande sería el primer presidente francés obligado a pasar por unas primarias, lo que está provocando una tensión creciente en el gobierno del país vecino. Y hay otro elemento, la presencia del exministro de Economía socialista Emmanuel Macron, que puede embarrar el campo. El social-liberal Macron igual puede acabar de debilitar a la izquierda, y el socialismo francés podría diluirser engullido por el resurgir de la dinámica izquierda-derecha frente al populismo emergente.
En la actual coyuntura, lo más probable sigue siendo un duelo Fillon-Le Pen en el que la victoria del primero significaría un cortafuegos contra el populismo a costa de una presidencia muy escorada hacia la derecha más tradicional.
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