Opinión | Horizontes
Repensar la izquierda
Los términos de derecha y de izquierda fueron bastante claros en su comienzo. Nacieron en la revolución francesa. En la Asamblea Constituyente de 1790, Maximiliano de Robespière y los jacobinos se sentaban a la izquierda del presidente. Los aristócratas se sentaban a la derecha. Los jacobinos eran los defensores de la nueva Constitución, de la libertad y de la igualdad de los ciudadanos, cualquiera que fuera su origen social y familiar. Los aristócratas eran partidarios de mantener el estatus tradicional de la nobleza y del clero. De ahí parte el término de derecha e izquierda: del sitio en que estaba cada uno sentado en la Asamblea.
Desde la fecha de la revolución francesa, hasta hoy, los términos derecha e izquierda han evolucionado. A lo largo del siglo XIX fueron apareciendo tendencias políticas más revolucionarias que los jacobinos. Aparecieron los republicanos, los socialistas, los comunistas, quienes al sentarse en la Asamblea a la izquierda de los jacobinos, obligaron a éstos a ir corriendo su silla poco a poco hacia el otro lado.
La confrontación entre la izquierda y la derecha en estos 150 o 200 años se ha traducido en el manejo de dos términos, incansablemente repetidos: capitalismo vs. socialismo. La verdad es que no ha sido la confrontación entre dos sistemas económicos, sino la confrontación entre dos maneras de gestionar el mismo sistema económico. El objetivo de los dos sistemas ha sido el mismo: la creación continua y acumulada de riqueza. El instrumento empleado por unos y otros ha sido el mismo: la recuperación de las inversiones mediante el excedente productivo, para reinvertirlas de nuevo. El manejo del instrumento por unos y por otros ha sido el mismo: el incremento de la productividad. La diferencia estriba solamente en la forma de organizar la toma de decisiones: reforzamiento del poder del Estado o mayor participacipación de la iniciativa privada.
El papel jugado durante cerca de 200 años por la izquierda ha estado basado en dos características ideológicas sustanciales: a) la lucha por la justicia social, defendiendo los derechos de los individuos y grupos menos favorecidos; y b) la confianza en que la transformación de los sistemas establecidos era posible, y que habrían de conducir a un futuro mejor que el presente.
Es llegado el momento de poner en cuestión la concentración de la riqueza en los países industrializados de Europa y en EEUU, frente al crecimiento de la pobreza en el Tercer Mundo. El problema del Tercer Mundo, en los términos en que está planteado en nuestra generación, no ha existido jamás en la historia de los hombres. El desequilibrio mundial a que se ha llegado no tiene parangón con nada ocurrido anteriormente. Este desequilibrio es la consecuencia del sistema capitalista que ha dirigido la revolución industrial y tecnológica.
En el actual sistema económico mundial, dominado por el poder financfiero, el problema del Tercer Mundo no tiene solución. Entiendo que es llegado el momento de romper el horizonte nacionalista de las diferencias de renta, para hacer un planteamiento universal. Esta ampliación del horizonte hacia la pobreza de la mayor parte de la humanidad que reside en los países del Tercer Mundo pienso que debería hacerlo la izquierda.
A veces escucho identificar la derecha con lo religioso y a la izquierda con lo ateo. Entiendo que es una versión superficial. Los ateos de derechas son innumerables, los creyentes de izquierda también. En muchos sitios, y en muchas ocasiones, la izquierda ha sido anticlerical y ha perseguido a la Iglesia católica. En otras épocas, y en otros sitios, la derecha ha hecho exactamente lo mismo. Todavía recuerdo las etiquetas que circulaban por El Salvador en los años 1980, distribuidas por la derecha, liderada por Roberto D’Abuisson y sus escuadrones de la muerte: «Sea patriota, mate un cura». El resultado fue el asesinato de monseñor Romero y de los jesuitas de la Universidad Centroamaricana (UCA).Tanto en un caso como en otro, el motivo de la persecución no era teológico, era político. Tanto Romero como los jesuitas de la UCA eran conocidos como defensores de la justicia y de la solidaridad con los más pobres. Cuando la derecha cree que la Iglesia perjudica a sus intereses, se torna anticlerical; cuando cree que los favorece, procurará fotografiarse al lado de los obispos.
* Profesor jesuita
- Manuel Jesús Polo: «Yo he ido de prácticas con una enfermera y los pacientes suponían que yo era el médico»
- El plato típico de Córdoba perfecto para una cena: la receta se hace en minutos y es sencilla
- El 'río del pan' de Córdoba: ¿por qué apodaron así a un importante afluente del Guadalquivir?
- La Guardia Civil denuncia un taller mecánico clandestino en el polígono de Las Quemadas de Córdoba
- ¿Por qué está aumentando el síndrome de Asperger en Córdoba?
- El Cordobés y Virginia Troconis publican un comunicado por sorpresa: 'Estoy lleno de...
- Jacobo rescata al Córdoba CF de una trampa en Tenerife
- Los grados más feminizados de la Universidad de Córdoba obtienen mayor rendimiento académico