Opinión | La rueda

Muerte caníbal

En 1959, Volkswagen acudió al publicitario Bill Bernbach para tratar de hacerle un hueco en el mercado americano a su famoso escarabajo. Para unos ojos acostumbrados a los modelos de la industria de Detroit, el coche era rematadamente feo y pequeño. Pero Bernbach convirtió el VW Beetle en una expresión de protesta contra la vulgaridad y la ostentación. Piensa en Pequeño fue su exitoso eslogan. Después de una vida de luces y oscuridades, Rita Barberá sufrió con su muerte una última transmutación y se convirtió en producto. Algunos políticos del PP, el mismo partido que la dejó caer cuando le pesaba, la convirtieron en víctima de una operación de acoso y derribo. Hablar del sufrimiento que conduce a la muerte es un ejercicio arriesgado. ¿Nos acordamos de José Antonio, el hombre que saltó por la ventana antes de ser desahuciado? Podemos escatimó a Barberá el minuto de silencio y trasladó el debate al terreno moral. Jugó a la confusión entre homenaje y respeto y se erigió en el adalid de los muertos buenos. Los discursos de ambos partidos se retroalimentaron. Bernbach aseguraba que el éxito de la publicidad residía en llegar a las emociones más hondas de las personas. PP y Podemos jugaron duro, canibalizaron la muerte y conectaron con los suyos. Lo de pensar en grande ya es otra cosa.

* Escritora

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