Opinión | Para ti, para mí

Julio Merino

Hablar de Julio Merino produce la misma sensación que contemplar el mar. Porque Julio es ya como el mar: inmenso, torrencial, inabarcable, ola desbordante, tempestad literaria, playa infinita, arena suave, horizonte rebosante de historias, de recuerdos encendidos, de plenitudes literarias. Y al igual que el mar oculta lo mejor en sus profundidades, tambien Julio oculta lo mejor de sí mismo, en las profundidades de su espiritu existencial y existencialista, que lleva siempre, como cruz a cuestas, las mil interrogantes de una vida planteada en clave de riesgo, es decir, de trinchera abierta al firmamento, pero rica, riquísima en frutos, que los buenos lectores de sus obras sabrán convertir en espléndidos manjares». Así, con estas palabras, comenzaba yo en el Círculo de la Amistad de Córdoba, la presentación del último libro del periodista y escritor Julio Merino, dedicado a su vida, al que le ha colocado tres títulos breves pero intensos: «Autobiografía», algo de su vida, vista por él mismo. «Mi vida en versos», pero con mil modalidades, en forma de gritos, susurros, plegarias ardientes, secretos confidenciales. «Testamento espiritual», como tercer titulo, porque Julio no solo habla de Dios sino que le interpela, le reta en desafíos abiertos desde la orilla de los conflictivos contrastes de su vida, --crédulo e incrédulo al mismo tiempo--, le declara la guerra, le grita que dé la cara, llamándole cobarde. Julio nos habla de su vida y de sus vidas, de su amor y de sus amores, de su vocación periodística y de sus pasiones vitalistas y desgarradas. Enhorabuena al querido compañero y amigo. Si alguien me preguntara con ganas de desafinar: «¿Y para qué quiero yo conocer la vida de este señor, de este viejo periodista que nos narra sus batallas personales?», yo le contestaría con la mayor sencillez: «Mira, amigo, es que en este libro y en esta vida, están reflejadas y contadas muchas vidas, angustias y pesares, que todos hemos vivido; muchas interrogantes, que todos nos hemos planteado; y tambien muchas respuestas y muchos pasos que quizás no nos hemos atrevido a dar como los dio Julio Merino».

* Sacerdote y periodista

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