José Luis Navarro, un emblema de Córdoba

Acaba de entrar en los ochenta, pero conserva el porte y la elegancia que le distinguieron en los terrenos de juego. Aquel muchacho de Aranjuez, de apenas diecinueve, desembarcó de la mano de Juncosa en una ciudad que le pareció, y no le faltaba razón --era agosto--, tremendamente calurosa. El técnico adivinó en el joven futbolista unas excelentes facultades y lo integró en la constitución del equipo del recién creado Córdoba CF.

Para quien no lo sepa, José Luis Navarro del Valle es el jugador que ha defendido mas partidos la camiseta blanquiverde, 319, y quien ha permanecido mas temporadas en la entidad, 15. Ha sido muchos años capitán y ha contribuido a los triunfos del equipo de nuestra ciudad desde los terrizos campos de tercera a los magnos estadios de la División de Honor. Fue protagonista de campañas brillantes en las categorías inferiores hasta culminar en el histórico ascenso de 1962, en Huelva, a Primera División.

No cabría en este artículo referir su extensa y brillante trayectoria profesional salpicada de anécdotas. En el aspecto personal queda patente su señorío. Habla elogiosamente de sus compañeros tanto años: Quintín, Paz, Benegas, Hermida, Fustero, Simonet, Miralles, Juanín... Cuando viene a cuento refiere, sin ningún tipo de acritud --la prueba es la cantidad de partidos y su compromiso con el club--, que al finalizar su primera temporada el Atlético de Madrid se interesó por él e incluso firmó la ficha. El Córdoba CF hizo valer, aunque había finalizado su contrato, el derecho de retención y por un aumento del 10% de los emolumentos tuvo que permanecer en la entidad. No lamenta lo sucedido porque aquí ha vivido momentos excepcionales, encontró su amor, teñido luego lamentablemente por la desgracia, se hizo cordobés sin renegar de su ribereño natal, es respetado y reconocido cuando pasea por la calle y se siente orgulloso de haber defendido en los terrenos de juego el escudo blanquiverde.

También, para quien no lo sepa, y en especial para los aficionados más jóvenes, el Córdoba CF, en el que militaba Navarro, quedó como quinto clasificado en Primera en la temporada 64/65 con el record nacional de solo dos goles recibido en su campo, y en 1967 llegó a las semifinales de Copa. Como baluarte defensivo, de central y lateral en ambos lados, tuvo que frenar a jugadores de la talla de Alfredo Di Stéfano, Kubala, Gento, Marcelino, Amancio, Puskas, y todos aquellos ases que poblaban al Real Madrid, Barcelona, Atléticos de Madrid y de Bilbao, Valencia, Sevilla, Zaragoza, etc.

Valora y elogia que, en sus tiempos, el equipo parecía una familia y lamenta que, cuando acaba la estancia en el ejercicio profesional, aquellos que se han batido tantas veces en el césped en defensa de unos colores y una institución son, con frecuencia, ninguneados, deja de prestárseles atención. Porque por encima de todo, los auténticos protagonistas en este mundo del fútbol son los jugadores. Como Navarro, son embajadores de la ciudad, crean beneficios por demandas hoteleras, restauración y turismo de las aficiones foráneas. La prensa, radio y televisión tienen auge y audiencia y sobre todo generan ilusiones en millares de personas que viven como cosa propia los éxitos y fracasos de ellos y de sus equipos.

Hay reconocimientos como en el caso de Alfredo Di Stéfano, muchos años Presidente de Honor del Real Madrid y con la propuesta de su nombre a una calle de la capital. Tras su fallecimiento ha sido nombrado recientemente otra gloria del club, como Francisco Gento, para dicha figura institucional. A otros niveles, pero también ilustrativos, son los casos recientes de Javi Lara en Montoro y de Bartolomé Carmona Carmonilla en Villanueva de Córdoba a los cuales se les han reconocido sus méritos bautizando espacios deportivos con sus nombres.

José Luis Navarro no solo es emblema del Córdoba CF sino también de la ciudad de Córdoba. Posee la insignia de Oro y Brillantes del club, la Medalla de ciudad al Mérito Deportivo y otros galardones de las Federaciones de fútbol Nacional y Andaluza. No estaría mal que el club y la ciudad, en justicia, tuviesen mas en cuenta este valor patrimonial. Sería un digno complemento al respeto y afecto que recibe de quienes le reconocen en la calle.

* Doctor ingeniero y académico