Opinión | La rueda

Sin engaños

Mientras los indicadores económicos parecen apuntar una débil recuperación, mientras la tasa del paro disminuye lentamente, mientras nos animan a contemplar un escenario de esperanza, no hacemos más que descubrir mecanismos dañados, envejecidos, olvidados en la tramoya.

La Fundación Bertelsmann sitúa al Estado español en la cola de Europa en cuanto a justicia social. En el mercado laboral, solo Grecia obtiene peor nota. 25 millones de niños en Europa están en riesgo de exclusión social. En España, son uno de cada tres menores... Las empresas, los bancos, los gobiernos hablan de beneficios. Es bonita esa palabra. Está llena de energía, de vida. Invita a felicitarnos. Pero, ¿y si miramos el reflejo de esas cuentas en nosotros? ¿Son siempre tan positivas como su nombre indica?

Quizá deberíamos acostumbrarnos a incorporar otro término de medición. Por ejemplo: el sufrimiento. Así, podríamos concluir que la empresa A ha obtenido X beneficios, provocando un sufrimiento Y. El sufrimiento al contaminar la tierra o al cortar el suministro de energía o al engañar con productos financieros tramposos o al manufacturar productos con mano de obra esclava. El término es ampliable a la política. ¿Cuánto sufrimiento genera un gobierno de ultraderecha? O, incluso, ¿cuánto dolor han causado los gobiernos de austeridad? Mesurar el sufrimiento no cambiará la realidad, pero ayudará a que no nos engañemos.

* Escritora

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