El trabajo desarrollado por el Centro Provincial de Drogodependencias (CPD) a lo largo de estos años parte de una necesidad y de un compromiso con la ciudadanía, y es fruto de la experiencia acumulada a lo largo de este tiempo, donde la cooperación con otras instituciones, Salud y los Servicios Sociales y entidades sociales han sido fundamentales.

Los cambios observados en el perfil de las y los consumidores y en la prevalencia de los consumos, comportan nuevas necesidades cuya apuesta ha ido centrándose en introducir actuaciones acordes con las nuevas realidades.

Las nuevas necesidades y las nuevas demandas ante un problema de drogodependencias y adicciones, han derivado hacia un modelo de atención comunitaria, donde la persona adicta y el contexto en el que vive, van a condicionar de manera fundamental la intervención. Nuevas necesidades que parten, no solo del paciente, sino, cada vez más, de la familia donde hay un miembro afectado o donde se dan situaciones relacionadas con comportamientos que pueden ser la base de futuros problemas, y sobre los que hay que intervenir.

Nuevas necesidades a nivel preventivo que se deben de enmarcar dentro de las estrategias de Educación para la Salud lo que conlleva la participación activa de la persona y de la comunidad como elementos fundamentales, esto supone poner el énfasis sobre la salud y el bienestar de la persona, desde una perspectiva positiva.

Nuevas necesidades que hacen de los jóvenes y adolescentes nuestra prioridad, por ser esta una edad donde se hacen patentes determinados comportamientos: consumos de sustancias, conductas adictivas, alteraciones del comportamiento, entre otros, que ha hecho que pongamos en marcha un programa específico de atención y prevención desde un enfoque psicoeducativo, desde los recursos normalizados y de proximidad, de manera integral y coordinada con los equipos de salud, de trabajo social y educativos. Necesidades derivadas de la perspectiva de género en adicciones. La perspectiva de género supone identificar y atender las desigualdades en salud y más concretamente en drogodependencias y adicciones, que se vinculan con las diferencias entre hombres y mujeres. Acabar con esta estigmatización supone evitar la invisibilización, evitar el lenguaje exclusivo y tener en cuenta las nuevas transformaciones familiares. Necesidades asociadas a la violencia de género que, con demasiada frecuencia, una situación de drogodependencia o adicción conlleva y que muchas veces sirve para justificarla. Según encuestas, el 80% de las mujeres con problemas de adicción dicen que, en algún momento, han sido víctimas de violencia de género, de las cuales el 55% manifiestan haber padecido violencia psicológica, el 35% violencia física y en torno a un 10% agresiones sexuales.

Nuevas necesidades relacionadas con las personas mayores donde los datos referidos al consumo, sobre todo de alcohol y de psicofármacos, que manejan las sociedades geriátricas, indican que un porcentaje importante de personas mayores son abusadores, lo que nos coloca frente a un problema olvidado en personas olvidadas, por ser poco reconocido y porque se interpreta o se enmascara erróneamente con otras problemáticas de salud que acontecen a esas edades.

Necesidades derivadas de nuevas situaciones sociales como las personas sin hogar, colectivo especialmente vulnerable donde se da una alta prevalencia de consumo de alcohol y de drogas ilegales asociados a trastornos mentales. Entre un 50-60% de las personas con trastorno mental y sin hogar tiene un problema relacionado con el consumos de sustancias, siendo la esquizofrenia, en mujeres sin hogar de más de 5 años, un 11% de los casos.

También necesidades derivadas del consumo de drogas y adicciones en las personas inmigrantes donde la relación entre los consumos de drogas y los procesos migratorios van a ser muy complejas. A esto hay que sumar las dificultades en la atención por problemas de entendimiento, por no disponer de la documentación necesaria o por falta de capacitación de los servicios para atender estas situaciones, lo que genera una mala calidad de la atención repercutiendo directamente en el cumplimiento y en la adherencia terapéutica.

Por todo ello, y en consonancia con la idea de proceso y de intervención comunitaria que se ha venido desarrollando, nuestra base de actuaciones siempre ha ido dirigida hacia la búsqueda de conocimientos, como pilar fundamental para el desempeño en calidad de nuestro trabajo, a lo largo de estos años.

* Médico. Coordinador de la Unidad de Drogas y Adicciones-CPD