Una vez más, llegando estas fechas, vamos a ocuparnos de recordar a los lectores de este diario, y cordobeses en general, que se cumplen años de la trágica muerte en Linares de una de las figuras más destacadas desde que el toreo existe, cordobés por más señas, que hizo popular e inmortalizó el apodo de Manolete y dio prestigio y fama a la Córdoba que le vio nacer.

Manuel Rodríguez Sánchez vino al mundo el 4 de julio de 1917. Murió el 29 de agosto de 1947, hace sesenta y nueve años. El que viene, se cumplirán setenta de su muerte y el centenario de su nacimiento.

Son fechas que hay que recordar. Porque Manolete fue un gran personaje que en su corta trayectoria artística y humana destacó sobremanera y dio ejemplo siempre de lo que hay que hacer para ganarse el puesto de número uno en su profesión. Torero revolucionario, de acusada personalidad, se mostró en constante disposición de exhibir su maestría y pundonor en cualquier plaza en la que actuaba, sin tener en cuenta la mayor o menor categoría de la misma. En pos de esta carrera triunfal hizo una fuerte apuesta y se jugó la vida en tantas ocasiones, que terminó por perderla y dejar un vacío enorme con unas secuelas muy difíciles de borrar. Las circunstancias de su trágica muerte en Linares le convirtieron en mito y lo hicieron pasar a la historia, como un grandioso torero y una excepcional persona.

Ahora, el amable lector me va a perdonar, porque, como otras veces, aprovecho la ocasión para hacer mención de un periodista cordobés al que considero bastante ligado a la vida de Manolete : José Luis Sánchez Garrido José Luis de Córdoba, que es mi padre, precisamente, y fue amigo personal del torero, desde sus principios hasta su desaparición. Además vivió su paso por los ruedos, ejerciendo la crítica de sus actuaciones, en su mayor parte en las líneas de este periódico. En el año 1943, ya escribió, junto a Rafael Gago, compañero y magnífico amigo, la primera biografía de Manuel Rodríguez que llevó por titulo Manolete dinastía e historia de un matador de toros cordobés, 1ª. edición, cuyo prólogo estuvo a cargo de Machaquito. Y después de la tragedia de Linares ha publicado numerosos libros de temas taurinos en los que Manolete ha sido figura central o importante en todos ellos. Hay que hacer constar que nuestro paisano es uno de los personajes a los que más escritores han dedicado su atención. Sobre la vida y muerte de Manolete se ha escrito más que de nadie, en prosa y verso, seguramente como consecuencia del fuerte impacto que causó en el mundo su muerte en una plaza de toros, en plenitud de gloria.

No llegué a conocer a Manolete. Pero siempre me llamó la atención la extraordinaria fidelidad y admiración que mi padre guardó a su memoria. Nunca se cansó de destacar sus grandísimas cualidades como torero y valores humanos, que resaltó en sus muchas publicaciones para transmitirnos que fue excepcional en todos los sentidos. Nunca faltó, en un periodo tan largo, la dedicación de un recuerdo anual en el mes de agosto en el que José Luis volvía a escribir sobre su amigo Manuel Rodríguez, en las páginas de su querido periódico CÓRDOBA, al que pertenecía desde su fundación. A su muerte, en el año 2007, recogí el testigo y he tenido el honor de continuar haciéndolo. Modestamente. Y siempre aprovecho --¿qué mejor ocasión?-- para arrimar el ascua a mi sardina, y recordar al periodista. En esa disposición, diré que sus herederos decidimos --para satisfacer sus deseos-- que el Fondo conteniendo gran parte de su trabajo en el tema taurino sea depositado en el Museo Taurino de la ciudad y que aceptado el depósito por el Ayuntamiento y contando con la inestimable colaboración de la directora de los Museos Municipales, Mercedes Valverde, se está procediendo al traslado de dicho Fondo --biblioteca, hemeroteca, etc...-- que quedará a disposición de quienes deseen hacer alguna consulta sobre su contenido.

Quedamos satisfechos de haber podido recordar un año más a Manolete. Ahora la próxima cita deberá ser la organización de algunos actos que conmemoren el centenario de su nacimiento, el 4 de julio de 1917. Un homenaje merecido. Y todo lo que se haga nos va a parecer poco.

*Aficionado taurino

(El artículo se ilustra con una fotografía de Ricardo: Manolete y su madre, doña Angustias, en 1947. Al fondo, el periodista José Luis de Córdoba)