Todo en el Papa Francisco es una catarata de mensajes palpitantes para el mundo de hoy. Hasta su pequeña caída, aparatosa sí, pero pequeña, cuando incensaba el altar y no percibió el escalón. ¿Qué sucede tras las caídas? Pues que uno se levanta, como hizo el Papa. Horas después, Bergoglio se lo decía a los jóvenes, en alusión a su traspié: «Si eres débil, si caes, mira a lo alto: está la mano tendida de Jesús, que te dice levántate, ven a mí. Y si caigo otra vez, también; y si caigo de nuevo, otra vez».

La JMJ es un vendaval del espíritu que se cierne sobre las aguas de los mares, que se derrama en las multitud de jóvenes que viven en Cracovia una experiencia tan especial como histórica, esparcida a través de las redes sociales, de los potentes medios de comunicación social, de los discursos y homilías que les dirige Francisco, improvisando, sin papeles, mensajes apropiados y urgentes para esta nueva época que sigue estrenando el mundo, no exenta de dramas, luchas feroces, sangre inocente derramada, clamores que se alzan contra tantas injusticias. Podríamos escoger algunos de esos mensajes de Francisco para grabarlos en la agenda del alma, reflexionarlos en silencio y aplicarlos con honestidad a nuestras vidas. Primero, «no tengáis miedo, que Dios es grande, Dios es bueno», dijo a los jóvenes en el exterior del santuario de la Virgen Negra de Czestochowa; segundo, «lánzanos, Señor, a la aventura de la misericordia, es Jesucristo quien nos impulsa a levantar la mirada y a soñar alto, es Él quien sabe darle verdadera pasión a la vida»; tercero, Francisco planteó a los jóvenes dos opciones: por un lado, el vértigo de lo mundano y, por otro, la vida en abundancia que da Cristo: «¿Quieren para sus vidas ese vértigo alienante o quieren sentir esa fuerza que los haga sentirse vivos, plenos?»; cuarto, «siento una profunda tristeza por los jóvenes que no se atreven a soñar, que tiraron la toalla, que parecen ya jubilados antes de tiempo», subrayó también Francisco, «y no debemos olvidar que la misericordia todo lo transforma»; quinto, «en los años que llevo como obispo he aprendido una cosa, he aprendido tantas pero una quiero decirla ahora: no hay nada más hemoso que contemplar las ganas, la entrega, la pasión y la energía con que muchos jóvenes viven la vida, esto es hermoso»; sexto, «cuando Jesús toca el corazón de un joven, de una joven, estos son capaces de actos verdaderamente grandiosos»; séptimo, «la misericordia siempre tiene rostro joven»; octavo, «un corazón misericordioso sabe compartir el pan con el que tiene hambre, se abre para recibir al prófugo y al migrante»; noveno, «decir misericordia ante los jóvenes es decir compromiso, confianza, apertura, compasión, sueños»; décimo, «estos días de la JMJ, Jesús quiere entrar en tu casa, en mi casa, en el corazón de cada uno de nosotros».

¡Espléndidos mensajes para el corazón! H

* Sacerdote y periodista