El Camino de Santiago es una de las pocas instituciones medievales que todavía conserva vigencia. El hecho de que multitudes de personas hayan peregrinado a este lugar buscando una experiencia interior de lo sobrenatural es lo importante de este santuario. El hecho de que el sepulcro que se contiene bajo la Catedral de Santiago de Compostela contenga los restos auténticos del apóstol es, históricamente, muy oscuro.

Santiago consta que murió en Jerusalén, ejecutado por orden de Herodes Agripa I. Este Herodes era nieto de Herodes el Grande (el de los inocentes), y sobrino de Herodes Antipas (el que mandó matar a Juan Bautista y tomó parte en el juico y ejecución de Jesús de Nazaret). Santiago fue el primero de los Apóstoles en encontrar la muerte (Hech 12 2), se estima que hacia el año 44. Para esa fecha no se había producido todavía la primera expedición de Pablo a Chipre y Asia Menor, la actual Turquía. Esta expedición no tiene lugar hasta un año después de la muerte de Santiago, el año 45. Este primer viaje de Pablo fue enormemente discutido entre los mismos apóstoles. A su regreso dio lugar a reuniones y deliberaciones sobre el sentido de estas salidas al extranjero y a la difusión del mensaje de Jesús a los no judíos (Hech 15). Las opiniones no fueron unánimes. Por el contrario, se produjeron choques entre los mismos apóstoles, porque más de uno consideraba que no era procedente lo que Pablo había hecho en Chipre y Asia Menor. El mismo Pedro tuvo una actitud vacilante en toda esta discusión (Hech 11 2 3, Gal 2 11). Cuando ocurren todos estos sucesos en la comunidad de Jerusalén, hacía ya más de un año que Santiago había muerto a manos de Herodes Agripa I. No tiene ninguna verosimilitud histórica imaginar un desplazamiento suyo al otro extremo del mundo conocido. Otro asunto muy diferente es que en Santiago de Compostela existe el enterramiento de un personaje importante. ¿Pero de quién? Las opiniones de los historiadores no son unánimes, y las excavaciones arqueológicas no han logrado aclarar el tema de forma concluyente. Hay dos versiones que se consideran las más probables. La primera, que muchos años más tarde, hacia el siglo VII, con motivo de la conquista de Palestina por los árabes, se produjo una emigración masiva de la población cristiana hacia Occidente, y que algunos de ellos se trajeron consigo viejos recuerdos. Uno de tales recuerdos pudieron ser los restos mortales de Santiago. Algunos de estos emigrantes irían a instalarse en las costas de Galicia. Este podría ser un posible origen de la actual localización de la sepultura de Santiago. Esta versión de los hechos no está demasiado confirmada, pero, al menos, no está totalmente desprovista de probabilidad.

Otra versión, mantenida por algunos historiadores, es que el enterramiento de Compostela corresponde a Prisciliano. Prisciliano fue un discutido obispo español del siglo IV (300 385), promotor de un movimiento espiritualista y reformador, que promovió una especie de grupo místico y carismático. Sus censuras al incipiente enriquecimiento de la Iglesia, y ciertas prácticas de sus seguidores, donde parece que se mezclaba la mística con el erotismo, conciliaron hacia él la enemistad profunda de varios obispos de Hispania, quienes le acusaron de hereje. El proceso de Prisciliano fue enormemente discutido. Personajes del peso específico de Ambrosio de Milán (340 397) y Martín de Tours (316 397), aun no estando de acuerdo con las doctrinas de Prisciliano, intentaron evitar su condena a muerte.

A pesar de todo, los adversarios consiguieron arrastrar a su lado al emperador Máximo. En un juicio civil, Prisciliano fue acusado de los delitos de magia y de lascivia, y ejecutado en la ciudad de Tréveris (Trier en alemán), ciudad alemana muy cerca de la frontera con Luxemburgo. El juicio, la condena y la ejecución de Prisciliano es uno de esos sucesos oscuros de la historia, donde se mezclan la defensa de la pureza de la doctrina, los intereses económicos y las intrigas palaciegas. El cadáver de Prisciliano fue traído en hombros desde Alemania a España por sus seguidores, y su enterramiento fue objeto de culto y peregrinaciones. Unos lo consideraron hereje, otros lo consideraron mártir. Galicia fue la región donde el recuerdo y culto de Prisciliano se conservó con más fuerza. Algunos piensan con bastante verosimilitud que el origen de las peregrinaciones a Santiago de Compostela es la tumba de Prisciliano. Tampoco esta versión es cierta, pero a su vez tiene probabilidad histórica. H

* Profesor jesuita