El inicio de la nueva legislatura no tuvo mucha espectacularidad. Solo hubo alguno que otro rescoldo de la fogata encendida por Podemos en la anterior. El célebre mamatorio lo sustituyó la señora Bescansa por versos de Miguel Hernández.

Todo el show me retrotrajo a marzo de 1983 cuando Los Verdes, tras las elecciones federales alemanas, lograron por vez primera entrar en el Bundestag por poco; el 5,6% de los votos y 28 escaños. Viví aquella sesión, histórica y pintoresca, con las cámaras de TVE. Petra Kelly, Otto Schily y el general Bastian recorrieron el pasillo central como un paseo triunfal. Petra colocó un ramo de flores en su escaño y el resto de los diputados/as macetas, utensilios para hacer punto por si les aburrían los discursos e incluso ensaladas caseras símbolo de la alimentación natural. Salvo la vestimenta insólita en aquel recinto -- vaqueros, blusas, zapatillas deportivas-- nunca se perdió el respeto a las normas parlamentarias alemanas. Las elecciones las ganó el conservador Helmut Kohl. Al felicitarle, Petra Kelly le entregó un abeto como símbolo de la destrucción que sufren los bosques alemanes en vísperas de Navidad. Willy Brandt, por ser el diputado de mayor edad, presidio aquella sesión. Dio la palabra a un diputado verde pero tuvo que interrumpirlo ya que se fue por las ramas no precisamente ecológicas: «Verdes dentro, misiles fuera» era el eslogan.

Ahora el escenario ha cambiado y no solo en la vestimenta. Las coaliciones de Los Verdes con el SPD e incluso con la CDU, son habituales. ¡Qué envidia! H

* Periodista