S i hubieran dicho la verdad, tal vez ahora no habría elecciones. Si hubieran dicho la verdad, tal vez les hubiéramos echado antes. Si hubieran dicho la verdad, tal vez la regeneración se habría hecho ordenadamente, con justicia y criterio. Si hubieran dicho la verdad, no habrían sido ellos los primeros populistas. Si hubieran dicho la verdad, no tendrían sitio los nuevos populismos que pueden serlo sin complejos ni pasado. Sin contradicciones aún por asumir.

Si hubieran dicho la verdad, ahora seríamos más conscientes de que de un tiempo a esta parte nos han caído varias bombas atómicas a las que, en vez de hacerles frente, les hemos intentado poner sordina. Hubiéramos sido conscientes hace tiempo de que la bola de deuda nos iba a engullir, de que el sistema de pensiones era tan insostenible como la estructura de Fórum Filatélico, de que nuestro sistema fiscal es injusto especialmente con los que ganan su dinero a través de un sueldo, que estamos condicionados por castas con prebendas de toda condición.

Si hubieran dicho la verdad, la derecha y la izquierda no habrían tenido que escorar su posición. Si hubieran dicho la verdad, la primera fuerza política no sería la abstención. Si hubieran dicho la verdad, no hubieran apalancado sus campañas en promesas que saben que no pueden cumplir. Si hubieran dicho la verdad, no necesitarían ni patria ni bandera para tratar de sobrevivir. Si hubieran dicho la verdad, sabríamos que somos pobres y que no podemos mantener algunos hábitos colectivos que hoy consideramos derechos inamovibles.

Si hubieran dicho la verdad, la corrupción no sería sistémica, el partido político no sería un clan y la institución no sería una traba ni un lobi. Es más, sería un mecanismo transformador a la búsqueda de la igualdad de oportunidades. La voluntad de servir estaría por encima de la de servirse y el poder estaría al servicio del pueblo y no al revés, porque bajo la luz de la verdad mandarían menos las sombras. Si hubieran dicho la verdad, el sectarismo estaría perseguido, los responsables del desaguisado financiero estarían arruinados y enrejados. Si hubieran dicho la verdad, no tendríamos tantos AVE, ni aeropuertos, ni leyes trampa como la de la dependencia que nunca tuvo los recursos prometidos. Si hubieran dicho la verdad, seríamos más humildes y estaríamos avergonzados. Si hubieran dicho la verdad, el sentimiento de pertenencia y orgullo del colectivo iría en alza. Si hubieran dicho la verdad, símbolos e instituciones no estarían en entredicho. Si hubieran dicho la verdad, tal vez no habría tantos candidatos y los que hubiera tendrían, de verdad, voluntad de servir al colectivo. Pero no olviden que si hubieran dicho la verdad, tal vez nosotros no les hubiéramos querido escuchar.

* Periodista