Las au pairs son muy comunes en los países anglófonos, a la sazón los destinos favoritos de muchas estudiantes españolas que deciden realizar una inmersión cultural y lingüística con el objetivo de mejorar su nivel de inglés. Suelen ser acogidas por familias locales a cambio de colaborar en el cuidado de sus vástagos, y a cambio obtienen un techo y pensión completa.

No obstante, parece que lo que hasta ahora era una experiencia idílica se ha tornado en pesadilla para algunas de estas jóvenes, y es que los abusos laborales a los que se han visto sometidas --traducidos en jornadas maratonianas y sobrecarga de tareas domésticas que exceden de las acordadas--, nos hace replantearnos el régimen jurídico de las ya conocidas como nanny slaves (niñeras esclavas), así como los pasos a seguir para poner fin a estas situaciones tan delicadas.

En primer lugar, para conocer sus derechos hemos de acudir al Acuerdo Europeo sobre la colocación au pair , ratificado por España en 1988. Dicho instrumento internacional reconoce, entre otros, el derecho a no trabajar más de cinco horas diarias, así como disponer de tiempo suficiente para acudir a cursos de idiomas o la garantía consistente en que los términos de la relación entre la familia de acogida y la au pair consten por escrito, a poder ser, desde antes de acudir al país de destino.

Una vez expuestos los derechos surge la pregunta de quién se encarga de salvaguardarlos. Pues bien, en España no existe autoridad competente para ello, por lo que es recomendable acudir a instituciones no gubernamentales, como el Centro de los Derechos de los Inmigrantes de Irlanda (Migrant Rights Centre of Ireland). Ellos se encargarán de proporcionar asesoría jurídica --actualmente están tramitando más de 40 casos relacionados-- y, en definitiva, serán un apoyo fundamental para aquellas au pairs afectadas, que en la mayoría de las ocasiones afrontan una dura carga emocional, frecuentemente aisladas en un país extraño en el que no gozan de la comprensión de su entorno.

El siguiente paso consiste en presentar una reclamación ante la así denominada Workplace Relations Commission -órgano previo a la vía judicial- cuyos últimos dictámenes favorecen a las au pairs . Así lo demuestra la reciente resolución a la que hemos tenido acceso, que condena a una familia de acogida a indemnizar con 9.229 euros a una nanny slave española, al interpretar que se había contravenido la legislación laboral irlandesa en materia de salario mínimo.

En todo caso, y como suele ser habitual en cualquier ámbito, la prevención es nuestra mejor aliada, por lo que es preferible llevar a cabo una buena planificación de la estancia, eligiendo agencias especializadas en la colocación de au pairs , así como pedir referencias de la familia de acogida.

* Abogado. Profesor acreditado de Derecho Civil