Me fascinó ver aquel aparcamiento. No era gran cosa a primera vista. Pero lo cierto es que no había rastro de coches oficiales. Solo decenas de bicicletas amontonadas ordenadamente unas junto a otras. Pregunté y me dijeron que eran de los diputados, ministras y otros dirigentes políticos. El exterior del Parlamento de Dinamarca, en el palacio de Christiansborg, era como lo había imaginado. Y dentro la cosa mejoraba. En el hemiciclo, frente a los escaños de sus señorías hay cuatro estatuas blancas elevadas casi hasta el techo. Representan a las diferentes personas que integran la sociedad danesa. Me explicaron que su colocación pretende que los cargos públicos recuerden durante todas sus intervenciones en esa sala que se deben a ellos.

Sorprende que estos días ese país referencia de modernidad por muchos motivos se haya convertido en noticia por querer competir en el mal trato a los refugiados. Ese mismo Parlamento ha decidido confiscar los bienes de los que pidan asilo en ese país. 81 de los 109 diputados han votado a favor, incluidos tres socialdemócratas que se han sumado a las tesis de los conservadores y del xenófobo DF.

Estamos hablando de perder todo lo que exceda de los 1.340 euros. Vergonzoso. Para justificarse ante las críticas algunos diputados dicen que al menos les dejan quedarse con algunos bienes "de valor sentimental" como las alianzas matrimoniales. Europa siglo XXI. Otro país. Reino Unido. Allí han decidido marcar con puertas de color rojo las casas de los refugiados ofrecidas mientras estén en suelo británico.

Puertas rojas. Europa siglo XXI. Es, como denuncian algunas organizaciones, algo parecido a poner una diana en la frente de todos ellos para que sean atacados por grupos xenófobos. Algo que ya ha ocurrido hace dos días en Alemania donde han lanzado una granada contra un albergue en el que residen 170 refugiados. No es un hecho aislado. Según la Policía Criminal Federal (BKA), en Alemania se han producido en el 2015 un total de 1.005 ataques violentos contra este tipo de alojamientos. (En el 2014 no superaron los 200 ataques).

Seguimos el recorrido por nuestro continente en Suecia, Holanda y Finlandia. Son los tres países que han anunciado deportaciones masivas. Sorprende que exijamos a otros países lo que no estamos cumpliendo de nuestros propios principios europeos. Artículo 1: "La dignidad humana es inviolable y deberá ser respetada y protegida"; artículo 18: "El derecho de asilo", y artículo 19: "Se prohíben las expulsiones colectivas". Como dice el eurodiputado de Iniciativa per Catalunya Verds Ernest Urtasun: "Si la Unión Europea quisiera entrar ahora en la Unión Europea no la dejaríamos".

* Periodista