Hace dos años que Angel nos dejó. Fue en enero del 2014. Para nosotros, los médicos rehabilitadores del Hospital Universitario Reina Sofía, ha sido y continúa siendo un maestro y un referente ético. Le recordamos como una persona sencilla, humilde, generosa, honesta y solidaria que defendió siempre la humanización de la medicina, abanderó la lucha por el respeto al paciente y realizó una defensa férrea de la sanidad pública de calidad. A sus compañeros del servicio, y al hospital en general, nos dejó su ejemplo como legado.

Angel Vicente Castro nació en Armenteros, un pequeño pueblo de Salamanca, el 20 de mayo de 1944. Era el mayor de seis hermanos y, desde siempre, su vocación fue ser médico y ayudar a los demás. Era muy buen estudiante y fue becado, lo que le permitió estudiar medicina en la Universidad de Salamanca. Cuando la situación lo requería, dedicaba parte de su beca a ayudar a sus hermanos y, además, algunos de los veranos de la carrera los pasó trabajando en Francia.

Tenía clarísimo que quería ser médico y le apasionaba asistir a las personas discapacitadas, por ello se convirtió en médico rehabilitador. Concretamente, se especializó en Reumatología y Rehabilitación. La especialidad de Rehabilitación la realizó en el Centro Nacional de Rehabilitación de Madrid (del que era director Cecilio González), que fue uno de los centros fundamentales para el desarrollo de la especialidad en nuestro país --de ahí su magnífica formación como médico rehabilitador--. Al terminar, trabajó en el Hospital de Puertollano, más tarde en Ubeda y en 1978 consiguió la plaza de jefe de sección en el Hospital Reina Sofía.

Además, fue tutor de los médicos de familia cuando comenzaba su andadura en esta especialidad, subdirector médico del Hospital Materno Infantil, director médico del Hospital Reina Sofía, delegado de Salud en Córdoba y también formó parte del Consejo Social de la Universidad de Córdoba.

En su etapa como delegado de Salud, impulsó la descentralización de la atención rehabilitadora y se crearon las unidades periféricas de rehabilitación en los centros de salud (las primeras en Palma del Río y Montoro), actividad que continuamos desarrollando 26 años después (actualmente acudimos a ocho centros de salud de nuestro área sanitaria).

De vuelta a su labor rehabilitadora, además de su trabajo asistencial, se implicó en la coordinación entre salud, educación y servicios sociales para la atención de la discapacidad infantil y colaboró de forma desinteresada con la Asociación de Esclerosis Múltiple de Córdoba hasta su jubilación.

Muchas gracias Angel por todo lo que nos has aportado y enseñado. Aunque hace dos años que te ausentaste, sigues inspirando el ejercicio de la medicina rehabilitadora en Córdoba.

Fernando Mayordomo Riera

Responsable de la Unidad de Gestión Clínica de Medicina Física y Rehabilitación

Junto al resto de los profesionales de la unidad UGC interniveles de Medicina Físicay Rehabilitación

Córdoba