Una vez más son muy extraños los análisis que uno encuentra por ahí tras las elecciones. Basta echarle un vistazo al mapa de España que presenta las mayorías obtenidas por cada partido para darse cuenta de que éste es inmensamente azul a excepción de la Andalucía occidental, Badajoz, Cataluña y País Vasco. Hablamos de partidos ganadores, claro, no de coaliciones de perdedores. El PP, aun sin poder negar el batacazo que debiera llevarse a Rajoy y su gobierno de una buena vez por delante, tendría que empezar mañana mismo a renovarse. En cuanto al nuevo espectro, está claro que los ganadores son Ciudadanos y Podemos. Mucho se está magnificando la importancia de Podemos, que siendo grande, es relativa. Mientras que Ciudadanos ha obtenido tres millones y medio de votos (nada menos que la mitad que el PP y solo un tercio menos que el PSOE), el círculo morado se queda a trescientas mil voces de alcanzar a Ciudadanos, y no es serio sumarles --como se está haciendo-- las plataformas periféricas afines a la coleta morada, pues todos sabemos que al hacerlo estamos configurando una jaula de grillos con sus propios personalismos que en buena parte cuestionan a Pablo Iglesias. Afinidad, sí, partido morado, no, ya que en puridad solo son los cuartos tras el centro de Albert Rivera. Como dice Rivera, en las que creo han sido las mejores alocuciones postelectorales, el respeto debe imponerse, todos son compatriotas, hay que cambiar la injustísima y periclitada (hecha para la Transición) Ley Electoral, despolitizar la justicia, garantizar la igualdad en todo el país y comenzar una verdadera regeneración desde el centro.

* Profesor