Hoy cumple años Jorge Mario Bergoglio Sívori, el Papa Francisco, el Pontífice de la sonrisa y la sencillez que nació hace 79 años en Flores, un barrio de Buenos Aires. El primer Papa americano, apasionado del fútbol como buen argentino y seguidor del San Lorenzo de Almagro, ha llegado a nuestro mundo y a nuestras vidas como un vendaval de aire fresco, como un huracán de esperanza, como la promesa de un mundo nuevo. Este hijo de emigrantes piamonteses, seguidor de los pasos y carisma de Ignacio de Loyola, tiene claro su proyecto: "Si se sigue a Cristo, se comprende que pisotear la dignidad de una persona es pecado grave". Por ello nos interpela con su rotundidad y coraje, y nos conmueve con su sencillez y ternura. Levanta su voz poderosa de denuncia ante los atropellos contra los más débiles, se revela contra las comodidades y vanalidades de la curia vaticana; por eso elige la sencillez "mi gente es pobre y yo soy uno de ellos" y clama contra la avaricia de unos pocos.

Sus viajes a Sudamérica, Cuba, Estados Unidos, Africa... Son una llamada a nuestras conciencias, desafiando peligros, comprometiendo su seguridad. El coraje de este Pastor bueno nos fortalece a todos. Nos ha hecho visible el sufrimiento de tantos refugiados recordándonos que en la acogida al extranjero y al refugiado se pone a prueba nuestra humanidad, ha insistido en el diálogo interreligioso más allá de las palabras con encuentros fraternos, ha denunciado las nuevas formas de colonialismo que oprimen a pueblos enteros, nos ha pedido nuestra conversión ecológica, una ecología integral y humana que tenga por base el respeto al mundo que habitamos.

Acabamos de verle abrir las puertas de la basílica de San Pedro anunciando un año de gracia y de misericordia, de reconciliación entre los hombres. Me pregunto cómo sería este mundo de ruidos y desencuentros si hiciéramos caso del mensajero Francisco, si tendiéramos más y mejores puentes entre norte y sur, Europa--Africa, cristianos y musulmanes, ricos y pobres, poderosos y sencillos, progresistas y conservadores, empresarios y trabajadores. Más allá de proclamar de forma incansable la esperanza frente a la esclavitud, la libertad frente al miedo, Francisco testimonia en su persona los valores de una sociedad nueva, libre, íntegra. Su liderazgo moral trasciende las fronteras del Vaticano para llegar a todos los rincones. Felicidades, Papa coraje.

* Abogado