El machismo no ha muerto y la mirada feminista es difícil en entornos políticos, por eso hay que contarlo como parte de la militancia feminista. Para que no nos ninguneen, para que la política sea cosa de todas las personas. Ahora entiendo por qué las mujeres declinaron participar en este proceso; no querían estar donde se las ningunea, donde la política es un proceso cargado de siglas y vacío de ideología.

Casi tres meses colaborando en la Comisión de Córdoba y provincia para hacer posible el nodo de Ahora en Común y por muy buena voluntad que han tenido algunas mujeres y varones trabajando a destajo, ha ganado el machismo, adjetivo descriptivo, haciendo creer que ya teníamos igualdad. A pesar que se dijera: "el feminismo habrá que dejarlo para más adelante porque ahora hay mucha pobreza y parado". ¿Es que la pobreza y el paro no tienen, sobre todo, cara de mujer? Hubo machismo de libro, el del DRAE, y también impotencia de hombres feministas, que estando en la sala, se quedaron paralizados ante esta pléyade y sus frases antológicas: "Pero, ¿quién se cree esa tía que es?". O: "Yo soy hombre y, aquí estoy, con mi hijo. No sé qué más tengo que hacer". De hecho, no hubo ludoteca en la Asamblea constituyente porque el encargado de organizar el servicio era un hombre, y se le olvidó ponerla en funcionamiento. Sin comentarios.

Hay que resaltar el trabajo, incansable, mostrado por las mujeres durante el proceso y en la Asamblea, proponiendo listas cremallera y paritarias, fórmulas para votar en las primarias, o la necesidad del feminismo; y lo hicieron públicamente, en un entorno hostil, donde el lenguaje no verbal agredía más que las palabras. No me extrañó, pues, que la propuesta que hice de que una mujer encabezara la lista para las Generales, no obtuviera ni el 14% de votos. Era una asamblea mayoritariamente de varones, que son mayoría encabezando la política, la economía, o la investigación. Esto ocurría en un entorno europeo, neoliberal, y lleno de prejuicios, donde el 67 % de la población cree que las mujeres no poseen las capacidades requeridas para acceder a los puestos científicos de alto nivel.

Aquí no podía cabía una Ada Colau, o una Manuela Carmena, porque los hombres, como las mujeres, son únicos; pero, sobre todo, porque los procesos requieren de unas bases más inclusivas y feministas, donde las comisiones sean paritarias, o no sean; las asambleas duren una hora y no se extiendan hasta el infinito; o las listas las encabecen mujeres hasta conseguir que los puestos de poder se repartan. Es decir, donde hay una democracia paritaria.

Tras esta experiencia asamblearia, de "religión laica" como diría Julio Anguita, de dogmatismo de siglas que antepone el silencio en nombre del bien mayor, pensé si "otro mundo era posible". Es el efecto del machismo básico. Cualquier ser humano, sujeto del feminismo, puede reconocer: ellos no proponen, disponen; confunden cooperación con caridad; ayudan pero no se corresponsabilizan; son condescendientes; y su lenguaje no verbal intimida. La esperanza está en los diversos movimientos sociales o partidos como EQUO que apuesta por el feminismo y la ecología con actos concretos; también lo hacen inestimables "versos sueltos" desde distintas formaciones políticas. Pero no fuimos "masa crítica" ante actitudes machistas y antidemocráticas. Bertolt Brecht hubiera tenido una representación gráfica de su poema.

Durante estos años de militancia política dos veces he abandonado una asamblea, y nunca por perder una votación. Es parte de las reglas democráticas. La primera me echó el tabaco, y acabé en urgencias. La segunda, ha sido por un procedimiento irregular, y sucedido en esta Asamblea. Pero en el juego de las "confusiones denigrantes" dejaron entrever que salí de la asamblea porque la cabeza de lista no era mujer. Generar confusión que denigre a una mujer es una actitud machista. Lo dijo Clara Campoamor, la mejor lejía para limpiar las torpezas varoniles somos las mujeres. Para estar en política hace falta más temple y visión de conjunto. Y aquí, los varones que se creían barones, no tuvieron perspicacia. De hecho, por allí campaba lo más out de la cúpula política de la izquierda cordobita buscando trasladarse de casa, permitiendo cualquier desmán ante el peligro de quedarse sin siglas donde acudir a las urnas para seguir en la brecha.

Como dijo la feminista Audre Lorde: el silencio no nos protege. Y de proteger a alguien, solo protege a quien tiene el poder. Hay que acabar con el silencio violento en nombre de un bien mayor, porque nunca llega. Considero, que solo nos queda trabajar desde la honradez para encontrarnos, entre quienes también trabajan, sin esquizofrenias que tanto daño hacen y nos hacen. En política hay que evitar los comportamientos del amor romántico y buscar a quienes propongan los debates desde las bases, la transparencia, la construcción en común sobre puntos concretos del programa para llegar a políticas inclusivas, y desterrar el silencio. Ya está bien, hagamos outing , contemos el problema que significa el machismo en las formaciones políticas para poder atajarlo. A ellos les vendrá bien dejar la prepotencia, que es muy cansada. Ya lo dijo Lucretia Mott, cerrando la Declaración de Sentimiento de Seneca Falls en 1848: "Que la rapidez y el éxito de nuestra causa depende del celo y de los esfuerzos, tanto de los hombres como de las mujeres, para derribar el monopolio de los púlpitos y para conseguir que la mujer participe equitativamente en los diferentes oficios, profesiones y negocios".

* Feminista