Está claro que el Papa Francisco no es un mero mediador político y social apoyado en su liderazgo e influencia. Sí que es cierto que su papel ha sido brillante y necesario en el acercamiento del régimen cubano en particular a los Estados Unidos y por extensión al mundo occidental y al de los Derechos Humanos; aunque todavía lejano a éstos. Pero gracias a la figura del Papa se ha podido dar el primer paso hacia la normalización y restitución de las relaciones de dos pueblos, el cubano y el norteamericano, cuya situación geográfica e historias han demostrado que es mucho lo que se necesitan y comparten. Pero Bergoglio, no solo es un personaje cuya dimensión puede llegar a abarcar la estimulación de la solución de grandes desencuentros políticos, históricos o estratégicos, sino que es un sacerdote comprometido con su fe, o si lo prefiere una persona que se ha venido especializando mediante el compromiso y el conocimiento del prójimo en el corazón y la conciencia de las personas. Solo así se puede explicar que haya regalado a Castro un libro de Armando Llorente, otro jesuita como el propio Papa, que no solo fue tutor de Fidel Castro, sino que mantuvo siempre el anhelo espiritual de "absolver" a su exalumno, siempre y cuando éste hubiera pedido disculpas públicas "porque sus pecados no son solo personales". Esta circunstancia, cómo es lógico Fidel la conoce y Bergoglio de manera inteligente y sensible se ha sumado a ella con todo el carisma del que solo da protagonismo al mensaje y no al mensajero. A Fidel, ya la senectud se le sube por la barbas y a veces cuando esto sucede viene bien que alguien nos ayude a encontrar un motivo para reconciliar nuestro corazón con nuestra conciencia. Está claro que detrás del hecho de regalar un libro, subyace un convencimiento: creer a toda costa es el ser humano.

* Mediador y coach